Las aguas residuales contaminadas de la central nuclear de Fukushima Dai-ichi se verterán al océano «en unos dos años», según ha anunciado el gobierno japonés, a pesar de los llamamientos de China y Corea del Sur en contra de la medida.
El Primer Ministro, Yoshihide Suga, anunció la medida en Tokio, el martes por la mañana, hora local. Anteriormente había calificado el vertido de «inevitable» dada la cantidad de agua acumulada durante la última década.
La central nuclear de Dai-ichi, en la prefectura de Fukushima, sufrió una fusión tras ser golpeada por un terremoto de 9 grados y un tsunami de 15 metros en marzo de 2011. Fue el peor desastre nuclear desde el accidente de Chernóbil de 1986 en la URSS.
Las aguas residuales contaminadas con tritio -el isótopo radiactivo del hidrógeno- que se han acumulado desde entonces en el interior del complejo serán diluidas y vertidas en el océano, informó el martes la cadena nacional japonesa NHK, citando a funcionarios del gobierno.
A principios de esta semana, China advirtió a Japón de que «la comunidad internacional está observando» y pidió a Tokio que «cumpliera con [sus] responsabilidades internacionales» en materia de medio ambiente.
Un portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Corea del Sur dijo el lunes que liberar el agua «afectaría directa e indirectamente a la seguridad de la población y al entorno vecino» y que sería «difícil de aceptar» que Japón tomara la decisión sin «consultar suficientemente» a sus vecinos.
El agua tritiada acumulada es un subproducto de los intentos de las autoridades por enfriar el combustible nuclear fundido del núcleo del reactor de la central durante los últimos 10 años. Un estudio del gobierno japonés de 2013 concluyó que no existe «ninguna tecnología de separación práctica a escala industrial» para tratar las aguas residuales, y recomendó la «liberación ambiental controlada» como solución.
Hay más de 1,25 millones de toneladas de agua tritiada en los tanques de almacenamiento del complejo de Fukushima Dai-ichi. Su operador, Tokyo Electric Power Company (TEPCO) Holdings, espera quedarse sin espacio de almacenamiento ya en otoño de 2022. El agua tritiada ya ha sido tratada en un proceso que elimina otros materiales radiactivos, incluidos el estroncio y el cesio, altamente tóxicos, dijo TEPCO.
El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) no ha puesto objeciones al plan de Japón de liberar las aguas residuales, diciendo que «cumple con las normas mundiales» de las prácticas de la industria nuclear. Durante una videoconferencia con el director general del OIEA, Rafael Grossi, el mes pasado, el ministro japonés de Industria, Hiroshi Kajiyama, pidió al organismo que realizara «una revisión científica y objetiva» del vertido de aguas y «transmitiera abiertamente su opinión a la comunidad internacional», según el Mainichi Shimbun.