Brasil, actual epicentro global de la pandemia de COVID-19, registró en las últimas 24 horas mil 986 nuevas muertes por la enfermedad, con lo que el promedio de óbitos en la última semana se ubicó por encima de las mil 800 diarias por primera vez desde el inicio de la crisis sanitaria.
erio, Brasil contabilizó este sábado 75 mil 555 nuevos contagios de COVID-19, el cuarto mayor número de casos diarios desde el inicio de la pandemia y por debajo de los 85 mil 663 registrados el viernes.
Brasil acumula ahora 11 millones 438 mil 935 casos desde el inicio de la pandemia, con lo que desplazó a India del segundo lugar en la lista de países con más casos de la enfermedad.
El país asiático era desde septiembre del año pasado el segundo más afectado por la pandemia después de Estados Unidos, pero sólo contabilizó 24 mil 882 nuevos casos este sábado, con lo que su acumulado hasta hoy (11 millones 333 mil 728) quedó por debajo del brasileño.
Brasil ya era el segundo país en número de muertes por COVID-19, tan sólo superado por Estados Unidos.
El promedio de casos de coronavirus en Brasil en la última semana también llegó a un nivel récord este sábado, 71 mil 443 diarios, con un salto del 60.3 por ciento frente a la media semanal medida hace un mes (44 mil 566 contagios diarios el 13 de febrero).
Los elevados promedios en los últimos días confirman que Brasil sufre actualmente una segunda ola de la pandemia, más virulenta y letal que la primera, en parte provocada por la circulación de nuevas cepas del virus, entre las cuales está la variante brasileña que tuvo origen en la Amazonía y que, según investigadores, es tres veces más contagiosa que la original.
En Brasil, el 10.4 por ciento de las muertes en el mundo
Brasil, con sus 210 millones de habitantes, cuenta con poco menos del 3 por ciento de la población mundial, pero acumula el 10.4 por ciento de los muertos por coronavirus en todo el mundo y el 9.5 por ciento del total de contagiados.
El aumento de los contagios y de las hospitalizaciones tiene a gran parte del país al borde de un colapso sanitario, ya que en 24 de los 27 estados del país la tasa de uso de Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) supera el 80 por ciento y en más de la mitad está por encima del 90 por ciento.
Esa grave situación obligó a gran parte de los Gobiernos regionales y municipales a volver a imponer medidas de restricción de la movilidad, como toques de queda, confinamientos parciales y cierres de comercio, con el fin de reducir la propagación del virus y evitar el inminente colapso hospitalario.
El agravamiento de la situación hasta el punto de convertir a Brasil en el nuevo epicentro global de la pandemia llevó a la Organización Mundial de Salud (OMS) a pedirle medidas al Gobierno para evitar que su crisis tenga consecuencias mundiales, especialmente en los países vecinos.
Y mientras que la pandemia avanza a pasos largos, la vacunación sigue su lento proceso y hasta este sábado sólo unos 10 millones de brasileños, el 4.7 por ciento de la población, había recibido la primera dosis del antídoto.
Ante ese atraso, el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, principal líder de la oposición en Brasil y que recibió la vacuna este sábado, le pidió a los brasileños que se vacunen en masa para combatir no sólo la pandemia sino también la ignorancia de negacionistas como el actual jefe de Estado, Jair Bolsonaro.
“Estoy feliz y espero que la vacuna dé el resultado que sueño y que el pueblo sueña. Todo lo que el pueblo quiere es recibir una vacuna que lo libre de ese monstruo llamado coronavirus y por eso el presidente de la República tiene que dejar de ser ignorante; aprender a respetar el sentimiento del pueblo y garantizarle vacuna a todo el mundo”, afirmó Lula tras ser inmunizado.
“Tenemos que combatir a los negacionistas, combatir a los que no creen en la vacuna y sólo le dicen bobadas a la sociedad”, agregó el dirigente del izquierdista Partido de los Trabajadores (PT) en una clara alusión a Bolsonaro, líder de la negacionista ultraderecha brasileña y que ha puesto en duda no sólo la gravedad de la pandemia sino la eficacia y la seguridad de las vacunas.