Una camiseta, un poncho o una blusa de un ser querido que falleció se puede convertir en la materia prima para confeccionar peluches, gracias a las manos de la boliviana Ibbelisse Molina, que ayuda a la familias a tener más cerca al difunto con sus creaciones y superar el duelo.
Todo comenzó con la camisa naranja que pertenecía al padre de Molina, que ella guardaba como un tesoro ya que no pudo estar presente en el entierro de su padre porque se encontraba en Estados Unidos y las fronteras en Bolivia estaban cerradas por la COVID-19 .
No pudo darle el último abrazo y solo esa camisa le hacía sentir más cerca a su padre, por lo que fue justamente esa nostalgia la que la incentivó a convertir esa preciada prenda en un oso de peluche para que le haga compañía.
«Me animé a hacer un osito porque me parece algo tierno, porque siempre un osito llama a un abrazo, entonces esa era la idea inicial», contó a Efe.