Su nombre es William Maillis y hace dos años se graduó de la St Petersburg College. Quiere ser astrofísico y demostrar que Hawking cometió algunos errores. ¿Será cierto lo que dice?
“Hay estos ateos que tratan de decir que no hay Dios cuando en realidad se necesita más fe para creer que no hay Dios que para creer que hay un Dios”. Así de categórico fue el pequeño genio William Maillis cuando trató de explicar por qué Stephen Hawking estaba equivocado, igual que todos los ateos.
Se trata de un genio de apenas 13 años de edad, que ya se graduó de la universidad, busca convertirse en astrofísico y demostrar que Dios sí existe, basándose en los dichos de Hawking.
De esta manera se suma al (eterno) debate entre la ciencia y la religión, pero de paso desacredita al último genio que ha tenido nuestro planeta.
Más allá de hablar desde sus entrañas, Maillis explicó con argumentos científicos por qué afirmaba todo esto.
“El primer trago del vaso de las ciencias naturales te convertirá en un ateo, pero en el fondo del cristal Dios te está esperando.
Bueno, porque hay estos ateos que tratan de decir que no hay Dios cuando en realidad se necesita más fe para creer que no hay Dios que para creer que hay un Dios…
Porque hace más sentido de que algo creó el universo que de que el universo se creó a sí mismo. Se necesita más fe para decir que el universo se creó a sí mismo que para decir que otra cosa creó el universo porque eso es más lógico “.
–explicó el joven en Answaring the Call: Williams Maillis–
Para el físico británico, Dios era una especie de corporación de leyes de la naturaleza. Aclaraba también sobre la errónea idea de un Dios a imagen y semejanza del ser humano. Su argumento más fuerte: La “insignificancia” del ser humano en el universo.
Stephen afirmaba entonces que ” el universo se creó espontáneamente desde la nada, de acuerdo a las leyes de la ciencia”.
William en tanto explica que la ciencia y la religión no son tan diferentes. Al menos que la primera no refuta a Dios.
De todas formas, a pesar de tener lógica en sus argumentos, sus declaraciones han hecho poco eco en el mundo científico, considerado los pergaminos de quien tiene al frente, nada más y nada menos que el último genio de esta tierra.