En diciembre se cumplirá un año desde el comienzo de la pandemia de Covid y, a pesar de las dudas, titubeos o errores iniciales, ha pasado el tiempo suficiente para aprender sobre el virus y cuál será su evolución a corto plazo. Gráficas, tendencias, cifras, pistas y señales que apuntan claramente a que esta segunda ola tan solo está empezando. La situación pinta tan mal que muchos expertos han alertado en estas semanas que las muertes por Covid se incrementarán un 80% de aquí a febrero. El ritmo de las nuevas infecciones se está acelerando en todo el mundo de tal modo que el consenso científico de que nos espera un invierno muy duro ya es abrumador.
1. Los datos ya son peores que en el pico de la primera ola
La decisión de confinar países enteros frenó la rápida expansión del virus en los meses de marzo y mayo. El mundo dejó sus calles vacías durante semanas y las cifras de contagios, hospitalizaciones y fallecimientos descendieron paulatinamente… Estas mismas cifras ahora son mucho peores que al inicio del confinamiento pero pocos países están dispuestos a tomar la misma decisión. Recordemos que cuando el gobierno decretó el estado de Alarma en marzo, en España se contabilizaban aproximadamente unos 4.000 casos… sin embargo, ayer y en un solo día, solo en Cataluña ya se confirmaron más de 5000 contagiados.
“Los epidemiólogos se preocupan cuando la tasa de nuevas infecciones aumenta de lineal a exponencial, duplicándose cada pocos días en lugar de cada pocas semanas”, explica en Scope Mark Cameron, inmunólogo de la Universidad de Ohio. “Eso es lo que sucedió en la primavera y es lo que está ocurriendo ahora. Estamos viviendo un punto de inflexión que llevará a una expansión incontrolada y a nuevos máximos cada día”.
2. La temporada alta viral acaba de comenzar
El pico de esta segunda ola no puede llegar en peor momento. Se ha iniciado el curso escolar y universitario, se han reabierto bares y restaurantes, y el clima cada vez más frío de estos meses, obligará a las personas a permanecer en el interior de espacios cerrados. Ningún experto conoce el efecto exacto que tendrá este clima más frío en el virus o su propagación, pero nadie duda de que la situación irá a peor. La mayoría de epidemiólogos ya está hablando de una gran tercera ola… sin haber logrado apaciguar la segunda.
3. Los jóvenes se están contagiando a un ritmo sin precedentes
Afortunadamente el porcentaje de fallecidos es mucho menor que en los primeros meses de la pandemia. Existen numerosas razones para este descenso en la tasa de letalidad: conocemos y tratamos mejor los contagios, estamos haciendo más pruebas y test, en general no se ha llegado (aún) a saturar las urgencias hospitalarias, etc. Pero también el perfil de edad de los contagiados en estos meses ha ayudado a que los fallecimientos sean algo menores. “Debido a que las personas más jóvenes tienen menos probabilidades de morir a causa de Covid-19, la tasa de muertes por infección ha disminuido”, explica Robert Roy Britt en Medium. Sin embargo, tarde o temprano, muchos de esos jóvenes terminarán contagiando a familiares y allegados mayores, tíos, padres o abuelos con menos salud y menos posibilidades de sobrevivir a la enfermedad que ellos.
4. Se acercan las vacaciones y fiestas de Navidad
Las pequeñas reuniones familiares “están contribuyendo al aumento de la tasa de infecciones” afirmaba Robert Redfield, director de los CDC en Estados Unidos, que advertía la semana pasada de un inminente empeoramiento de las condiciones sanitarias a medida que se acerquen los meses invernales. Si juntamos el punto número 3 (jóvenes contagiados) y este número 4 (fiestas familiares en Navidad) el resultado no puede ser nada bueno.
5. Hay muchos más contagios de los que se están contabilizando
El baile de cifras ha sido un quebradero de cabeza en todos los países, y esta segunda ola lo ha empeorado aún más. Han pasado diez meses desde el inicio y aún no hemos conseguido establecer unos protocolos mínimos para contabilizar los contagiados o los fallecidos. Muchos de los infectados no lo saben y es posible que nunca lo sepan. Pasan la enfermedad con pocos síntomas y siguen su vida normal contagiando a otras personas. El problema puede llegar a ser enorme con solo juntar a un puñado de estos asintomáticos en eventos públicos, como el que dio lugar al contagio masivo en la propia Casablanca.
6. Todos estamos muy, muy, muy cansados
Son muchas semanas, muchos meses. Los psicólogos analizan los numerosos efectos de esta situación pero algunos son demasiado evidentes
El cansancio, o incluso el hartazgo de esta situación prolongada en el tiempo, están consiguiendo que muchos se relajen, que dejen de tomar precauciones, que olviden la higiene, el distanciamiento. Unos se rinden, otros pasan y algunos se rebelan.
7. Los gobiernos y administraciones son ahora más culpables que nunca
Durante estos meses los gobiernos han aprendido (por las malas) qué medidas funcionan y cuáles no… sin embargo, pocos están adoptando cuarentenas, confinamientos o restricciones. Los políticos siguen discutiendo, echándose las culpas y dejando que el número de contagios y fallecidos siga subiendo sin llegar a acuerdos o tomar decisiones. Volvemos a actuar con retraso, a ir por detrás de la pandemia. ¿Quién iba a pensar que, después de todo lo que hemos vivido y sufrido, los políticos sean ahora más lentos y estén menos de acuerdo que hace seis meses?
8. Los que deberían quedarse en casa son los que están saliendo más
Las promesas de teletrabajo se han esfumado como lágrimas en el viento. Metros y autobuses públicos vuelven a estar abarrotados porque ninguna administración o empresa se ha tomado en serio el teletrabajo. Los funcionarios que durante algunas semanas lograron trabajar desde casa, ahora han regresado al trabajo presencial y los proyectos telemáticos que vimos aparecer como setas en los primeros meses de pandemia, se han desvanecido como por arte de magia. Otra paradoja que añadir a esta insólita situación…
9. La vacuna está mucho más lejos de lo que los políticos han prometido
Presidentes que aparecen públicamente presentando vacunas “nacionales”, Ministros de Sanidad que prometen la solución para “antes de que termine el 2020”… todos se han equivocado. El desarrollo de una vacuna segura y eficaz frente a un coronavirus inédito está resultando ser mucho más complicado de lo que muchos prometían y la realidad es que aún quedan muchos meses para llegar a ese punto. Por no hablar de las incontables dificultades y adversidades que deberá superar esa vacuna en su distribución mundial.
10. La inmunidad de grupo quizá nunca se consiga
La esperanza de muchos países de conseguir una inmunidad generalizada, cuando el número de contagiados llegase a un punto determinado, se sitúa cada vez más lejos. Incluso la quasiperfecta Suecia con el ejemplar comportamiento de sus ciudadanos, se está replanteando su estrategia porque los meses pasan y la inmunidad de rebaño no llega. Suben los contagios, suben los hospitalizados y el número de fallecidos aumenta sin que ninguno de los estados que se han arriesgado con esta opción hayan obtenido resultados excesivamente positivos.
Las pistas que el coronavirus va dejando, lo que hemos aprendido en estos duros meses, lo que miles de científicos y centros de investigación están señalando… todo indica hacia una dirección, y no es una buena dirección.