2020 está siendo un año difícilmente olvidable y que será rememorado por las generaciones venideras en los libros de historia. La pandemia del coronavirus ha dado la vuelta a la vida de la población humana de tal manera, que en algunas ocasiones uno tiene la sensación de estar viviendo un guión de Hollywood del que algún día despertaremos. Y lo más tremendo del asunto es que hay un 50% de posibilidades de que esta alocada teoría sea cierta, o eso es al menos lo que sostiene un grupo de científicos basándose en modelos matemáticos para demostrarlo.
Esta teoría viene de lejos pero parece que ahora cobra un especial peso debido a los acontecimientos, casi de película, que estamos viviendo. Nos remontamos al año 2003 en el que un filósofo de la universidad de Oxford encendió este inesperado debate: ¿y si estuviéramos viviendo un guión ficticio creado por una sociedad más evolucionada? En efecto, Nick Bostrom planteó esta teoría: la humanidad podría estar recreando una ficción creada por una computadora bajo las instrucciones de una sociedad más sofistica que la nuestra y los seres humanos seríamos su fuente de entretenimiento.
Para afianzar su teoría, Bostrom se basó en tres afirmaciones:
– El ser humano es posible que se extinga antes de alcanzar una fase pos humana.
– Es muy improbable que una civilización pos humana lleve a cabo simulaciones de la evolución de su historia.
– Es casi seguro que estamos viviendo una simulación creada por una computadora.
En esta diabólica maquinación semántica y filosófica, este investigador concluye que “la afirmación de que en un futuro seamos pos humanos que disfrutan con simulaciones de nuestros ancestros es falsa a menos que estemos viviendo una simulación ahora mismo”.
La cuestión es: ¿cómo verificar que lo que sostiene. Bostrom es falso? O si quieres verlo de otra forma: ¿cómo se puede demostrar que lo que estamos viviendo es real? Estas sorprendentes cuestiones no habían quedado verificadas de forma empírica hasta el año 2018.
Las tres afirmaciones y la posterior conclusión fueron luego conocidos como el ‘trilema’ de Bostrom que fue revisado ese año por el astrónomo David Kipping. Este profesor de la universidad de Columbia atacó el dilema desde otro frente: demostrar que las afirmaciones de Bostrom eran falsas y para ello empleó un razonamiento bayesiano.
El teorema de Bayes expresa la probabilidad condicional de una variable teniendo en cuenta la probabilidad de una segunda que considera a la primera; esto es, si sabemos que es muy probable que nos duela la cabeza si tenemos gripe, podremos inferir -con ayuda de algún dato adicional- la posibilidad de tener gripe si nos duele la cabeza.
¿Matrix o un mundo real?
Aplicado al dilema de Bostrom, el astrónomo llegó a una conclusión inesperada que deja la puerta abierta a que, realmente, estemos viviendo una ficción. La conclusión de Kipping es que hay un 50% de posibilidades de que nuestra vida y sus vivencias sean la consecuencia de un algoritmo creado por un ordenador y promovido por una inteligencia superior. Pese a estas conclusiones, a Bostrom no le hizo mucha gracia la manera en la que el astrónomo afrontó el dilema, criticando la subjetividad del primero en la valoración de sus afirmaciones.
Como puedes ver, la ciencia no ha logrado atajar de forma empírica esta alocada teoría y, en consecuencia, podría ser que estuviéramos viviendo el mismísimo guión de Matrix. Kipping se agarra a este hecho para defender la validez de su planteamiento sobre: “si no se puede demostrar ¿cómo podemos decir que es científico?”, en referencia a quienes sostienen que su teoría es falsa y el mundo es… real.
¿Qué va a pasar ahora? Seguro que habrá más teorías sobre la presunta realidad (o ficción) de nuestra existencia, pero lo que parece claro es que 2020 y la pandemia han disparado las teorías conspirativas que sugieren que somos simples peones en manos de una inteligencia superior que juega con nuestros destinos.