El hombre estaba casado hacía 20 años y tiene un hijo de 22. “No nos importa lo que piensen los demás”, dice ella.
«Básicamente nuestra historia comienza en un restaurant en Maryland», cuenta la estadounidense Megan Willis, protagonista de esta sorprendente historia de amor. Fue en 2016 cuando la joven viajó a su ciudad natal para reencontrarse con su hermana y planificar su casamiento. En aquel local trabajaba Mark, un DJ que llevaba más de 20 años de un matrimonio que ya no tenía solución. Ese día, una pequeña llama se encendió dentro de ambos.
En el verano norteamericano de aquel año, Megan dio el sí en el altar, pero un año después la relación ya estaba desgastada. Y desde entonces, las visitas de la joven de 26 años a Maryland se volvieron cada vez más recurrentes. También las cenas en el restaurant donde siempre se encontraban a Mark. Para él la situación era similar ya que su matrimonio de 27 años llevaba un buen tiempo estancado.
«Hablar con Mark realmente me llevó a darme cuenta de que no debería tener que rogarle a mi esposo por atención», señaló la joven al diario británico The Sun. «Mark era solo un amigo, pero todos los días se tomaba el tiempo para saber cómo estaba. Ambos disfrutamos mucho nuestras conversaciones, sin importar cuán tontas o serias fueran», agregó.
«Hablar con Mark realmente me llevó a darme cuenta de que no debería tener que rogarle a mi esposo por atención», señaló Megan.
En cada charla, en cada encuentro Mark y Megan fueron descubriendo que sus respectivas relaciones ya estaban agotadas hace tiempo. Y lentamente fueron avanzando hacia el temido cambio de rumbo, el famoso salto al vacío. «Su apoyo durante todo esto realmente significó mucho para mí. Al pasar por algo así como un divorcio, realmente necesitas tener a alguien allí para apoyarte y desahogarse, y eso es exactamente lo que Mark fue para mí y le estaré siempre agradecida por eso».
La foto de aquella primera cita.
Pasaron varios meses hasta que se animaron y, en 2018, tuvieron «la charla» con sus parejas para poner punto final a sus respectivos matrimonios. Pero para iniciar una nueva relación Megan tenía un temor que la inquietaba bastante: su diferencia de edad de 23 años. Después de mucho pensarlo, entendió qué era lo que tenía que hacer: «Al estar juntos, todos los pensamientos negativos desaparecieron. Yo me siento mayor y él se siente joven, así que es casi como si nos encontramos en el medio y es perfecto».
«Estamos felices y nuestra relación funciona y eso es todo lo que nos importa», cuentan.
Para Mark las cosas no fueron sencillas. Una pareja de 20 años y un hijo de 22 años presentaban una problemática que había que resolver antes de poder iniciar una nueva relación. «Una vez que me di cuenta de que mi matrimonio había terminado, pude abrir los ojos al amor que sentía por Megan», confesó Mark.
Ambos admiten haber escuchado las críticas sobre la diferencia de edad en esta relación. Sin embargo se prometieron nunca ocultar su amor y, ahora lo toman como un desafío: quieren alentar a otras parejas de amplia diferencia de edad a abrazar sus lazos. «Realmente no nos importa lo que piensen los demás. Estamos felices y nuestra relación funciona y eso es todo lo que nos importa. El amor es el amor. Nunca te sientas avergonzado por quien amás. Nunca escondas tu amor. Es la sensación más increíble», manifestó.
Mark y Megan ya piensan en tener hijos.
Y añadió: «Espero que la gente vea que nuestra brecha de edad y el amor que nos tenemos el uno al otro y que la relación de la brecha de edad sea menos extraña y eliminen el estigma de que si una mujer está con un hombre mayor, está con él por dinero».
También, se animan a los hijos: «Mark necesita revertir su vasectomía para hacerlo», explicó Megan. «Se hizo la vasectomía hace 21 años, así que esperamos poder tener hijos en el futuro». Ya tenemos los nombres elegidos.