Inglaterra y Gales se verán las caras en un amistoso muy especial toda vez que son muchos los internacionales que defenderán la elástica visitante habiendo nacido en tierras inglesas.
La vecindad de unos con otros, unida a la presencia de antepasados que lo facilitan, ha provocado que tradicionalmente y en la actualidad el flujo de futbolistas entre ambas zonas haya sido constante.
Tanto es así que el seleccionador galés Ryan Giggs cuenta para este encuentro y los sucesivos contra la República de Irlanda y Bulgaria, con un total de trece efectivos que vieron la luz al otro lado de la frontera.
De ellos dos son defensas, Ethan Ampadu y Chris Mepham. En el caso del primero, debutante más joven en la historia del Exeter City, pudo elegir entre cuatro opciones ya que a la vía galesa se sumaban la inglesa, la irlandesa y la ghanesa. Por su parte su compañero ya había sido capitán de la sub-21 antes de dar el salto a la absoluta, además de disputar el prestigioso torneo de Toulon con la sub-20.
Allí podía haber compartido vestuario con David Brooks, que en cambio optó por jugar con Inglaterra para acabar convirtiéndose en campeón de la cita y mejor jugador del torneo. Fue una aventura pasajera pues ha acabado representando a los ‘dragones’ más adelante.
También en las inferiores destacó el centrocampista Jonny Williams, nacido en Pembury y que tiene el récord de precocidad con la sub-21 valiéndose de su ascendencia paterna. No es el único que ha tenido que revisar el árbol genealógico ya que hasta una generación anterior, la de sus abuelos, han recurrido efectivos como Matthew Smith, Ben Woodburn, Kieffer Moore o Tyler Roberts.
En cambio hay también una nómina compuesta por aquellos que treparon por la rama de su madre para conseguir su objetivo. Son casos como el de Joe Morrel, natural de Ipswich, o el de Will Vaulks, oriundo de Wirrall.