El opositor ruso Alexei Navalny, que recibía tratamiento desde el pasado 22 de agosto en la clínica universitaria berlinesa de la Charité por envenenamiento con un agente nervioso del grupo Novichok, ha sido dado de alta.
«El estado de salud del paciente ha mejorado hasta tal punto que se ha podido concluir con el tratamiento médico de urgencia», precisa el hospital en un comunicado difundido por el centro hospitalario. Navalny fue dado de alta ayer, pero el paciente pidió no informar hasta un día después por razones de seguridad.
La salud del opositor ruso, evacuado a Berlín en estado grave y sometido a un coma inducido mientras se realizaban las pruebas pertinentes ha evolucionado lenta pero positivamente. De los 32 días que estuvo ingresado, pasó 24 fueron en una unidad de cuidados intensivos.
Los médicos que atendieron a Navalny se muestran optimistas respecto a su total recuperación «debido a la evolución y el estado actual del paciente» y adelantan que las «secuelas a largo a plazo que eventualmente hayan sido provocadas por el grave envenenamiento se juzgarán posteriormente».
Navalny colapsó en un vuelo de Tomsk (Siberia) a Moscú y dos días después, a petición de la familia, fue traslado a Berlin para su tratamiento. Tras los análisis realizados en el laboratorio de toxicología del Ejército alemán, la canciller Angela Merkel informó de que Navalny había sido envenenado con un gas del grupo Novichok, desarrollado por la extinta URSS y prohibido desde la década de los noventa por la ONU.
El opositor escribió ayer por primera vez en su blog desde su envenenamiento para confirmar que dos laboratorios independientes, uno en Francia y el otro en Suecia, han encontrado restos de Novichok en su cuerpo y llegado así a la misma conclusión que los expertos alemanes.
«Si se han encontrado restos de Novichock en mi cuerpo y el envenenamiento por contacto corporal es muy probable, mi ropa es una prueba importante. Exijo por ello a las autoridades rusas que me devuelvan la ropa que le quitaron antes de volar a Berlín», escribió en esa misma entrada.
Rusia, entre tanto, sigue rechazando las acusaciones. En una entrevista con medios alemanes, su embajador en Berlín, Sergei Natschajev, habló de «histeria antirusa» y aseguró que Moscú se toma el caso Navalny «muy en serio».
El diplomático afirmó echar en falta espíritu de colaboración con Alemania y citó como ejemplo la negativa del colegio médico alemán a trabajar con sus colegas rusos en el caso. Reveló igualmente que la petición de prestación de ayuda consular a Navalny en tanto que ciudadano ruso, sigue sin respuesta.
Por el contrario, en los últimos días de estancia en el hospital, una vez despertado del coma inducido y recobrado la capacidad de hablar, las autoridades alemanas decidieron redoblar la seguridad en torno a Navalny.
