Fuertemente criticado por haberse negado a acudir a un cementerio militar durante un viaje a Francia en 2018, Donald Trump se tomó el tiempo para elegir objetos de arte de la casa de su embajador en París, causando una mezcla de «diversión y asombro» entre su séquito, informó la agencia Bloomberg.
«El presidente ha traído estas bellas obras históricas, que pertenecen a los estadounidenses, de vuelta a Estados Unidos para ser exhibidas en la casa del pueblo», la Casa Blanca, confirmó el domingo a la AFP, Judd Deere, uno de los portavoces del Ejecutivo.
Durante la visita a Francia en 2018 para conmemorar los 100 años del fin de la Primera Guerra Mundial, el líder republicano canceló su visita a un cementerio cerca de París para honrar a los soldados estadounidenses caídos en combate, alegando que las malas condiciones climáticas hacían imposible su presencia.
Un artículo del jueves la revista The Atlantic dijo que el multimillonario simplemente no veía el interés y que llamó «tontos» y «perdedores» a esos militares muertos.
Pero la Casa Blanca lo niega firmemente.
La omisión en Francia le dio a Trump «seis horas de tiempo libre en la residencia del embajador», un palacete francés que se conoce como el Hôtel de Pontalba, en el 8º distrito de París, donde se exhiben muchas obras de arte, explica Bloomberg.
Al día siguiente, «Trump quería varias obras (…) y, sobre la marcha pidió que fueran retiradas y llevadas a bordo del Air Force One», el avión presidencial, según periodistas que citan varias fuentes anónimas.
En la lista están: un busto y un retrato de Benjamín Franklin, uno de los padres fundadores de Estados Unidos y el primer embajador estadounidense en Francia, así como un conjunto de estatuillas.
Trump planteó después a manera de broma que su embajador podría recuperar las piezas «en seis años», después de un segundo mandato que buscará en los comicios del 3 de noviembre, según Bloomberg.
«El incidente fue visto con una mezcla de diversión y asombro en el momento, pero causó dolores de cabeza a los empleados de la Casa Blanca y el Departamento de Estado», continuó el artículo.
Tras un «furioso intercambio de correos electrónicos» en su país, se determinó que la transferencia era legal, «ya que las obras pertenecen al gobierno de Estados Unidos».
El valor de las obras se estimó inicialmente en 750.000 dólares. Pero, de acuerdo con Bloomberg, un experto dictaminó más tarde que las estatuillas eran «falsas» y que el busto y el retrato de Franklin eran unas réplicas.