Investigadores descubrieron un enorme cráter en Siberia que podría estar relacionado con el cambio climático
Apareció una nueva Puerta del Infierno en Rusia. Un cráter de 50 metros se abrió en una región desolada de la tundra siberiana. Científicos e investigadores relacionan la aparición de estos cráteres con el cambio climático.
Según medios locales, científicos de Rusia descubrieron el cráter durante una misión en la península de Yamal, Siberia, en julio y publicaron sus imágenes esta semana.
Los científicos encontraron trozos de hielo y rocas arrojados a cientos de metros del epicentro.
¿Qué es una Puerta del infierno?
Lo que alguna vez fue una bolsa segura de metano desapareció hace mucho, y dejó como testigo de su existencia un enorme cráter que son llamados coloquialmente Puertas del Infierno por su profundidad.
Este es el decimoséptimo cráter de este tipo, llamado hidrolacolito, que los científicos han encontrado en la tundra siberiana que se está descongelando, según The Siberian Times. Los investigadores descubrieron el primero en 2014. Creen que los focos de gas metano atrapados debajo de la superficie de la Tierra se abultan y eventualmente explotan cuando el permafrost rico en carbono en la región comienza a derretirse, liberando gases atrapados. Esto es lo que crea una Puerta del Infierno.
¿Se relaciona con el cambio climático?
Sí. Gracias al cambio climático, el Ártico está sufriendo un rápido colapso de su permafrost, y aunque el fenómeno probablemente esté influenciado por estos cambios, todavía hay muy pocos estudios que investiguen cómo el cambio climático induce específicamente su colapso.
El metano es 84 veces más potente como gas de efecto invernadero que el dióxido de carbono, por lo que la liberación de grandes reservas de este gas podría iniciar un círculo vicioso de retroalimentación que puede hacer que la actual crisis climática global sea aún más grave.
Aparte de la increíble cantidad de metano que esta región del mundo podría arrojar algún día, los científicos también están preocupados por lo que sucederá si el deshielo del permafrost desencadena enfermedades antiguas de las que no sabemos nada.
De hecho, es posible que esto ya esté sucediendo. En 2016, un brote de ántrax, que mató a un niño de 12 años, se remonta al deshielo del permafrost, que filtró la vieja bacteria al agua y al suelo de la región.