Diecisiete meses. Es el tiempo que Juan Guaidó ha sido el líder monolítico de la oposición venezolana. En ese lapso, el resto de grandes nombres han guardado silencio y se han mantenido en segundo plano. Hasta ahora. Henrique Capriles ha vuelto a la primera línea con un golpe de efecto al declararse parte de una negociación que ha logrado la liberación de 50 presos políticos.
Más allá de las tradicionales peleas de egos entre opositores, muchas son las voces que han criticado cómo Capriles había sido relegado, pese a su rol principal durante años entre la oposición. El dos veces candidato presidencial comenzó a mostrar sus críticas en 2020, pero ha sido tras un polémico llamamiento a la unidad de Guaidó cuando ha enseñado los dientes.
Con el diálogo, que siempre ha negado de manera frontal Guaidó, Capriles ha logrado un resultado incontestable: la liberación de 50 personas y el fin de la persecución judicial a otras 60, un logro tangible que su joven detractor no fue capaz conseguir.
Guaidó ya no es el líder incuestionable
Durante años, los jóvenes que comenzaron su carrera política en el activismo estudiantil habían esperado dar el paso a la primera fila del liderazgo en la oposición venezolana.
Sin embargo, ese salto lo dio un bisoño diputado que no se encontraba entre quienes movilizaron a Venezuela en las grandes protestas.
Juan Guaidó, un gran desconocido para la mayoría, fue capaz de lograr algo casi imposible, alinear todas las voluntades de la oposición en un mismo sentido. Eso sí, lo hizo gracias al incontestable apoyo de EE.UU. y de sus vecinos Colombia y Brasil.