Ronald Koeman no quiere al tercer máximo goleador de la historia del Barcelona. Se lo comunicó por teléfono, en una conversación que duró apenas un minuto y cuyo contenido se filtró a los medios de comunicación instantes después. Tras seis temporadas en el Barcelona, Luis Suárez no quiere ser ningún problema para el club.
Se siente dolido por las formas que el entrenador ha empleado, pero tiene la intención de comenzar la pretemporada de azulgrana y entrenar con sus compañeros hasta pactar una solución, mientras espera una llamada del presidente Bartomeu que, por ahora no se ha producido.
El uruguayo, que sigue queriendo seguir en Barcelona y no pondría problemas en quedarse como suplente, no tiene prisa y tiene la sartén por el mango. Tiene contrato en vigor por un año, más otro opcional que se renueva de modo automático si juega el 60% de los partidos. Como Koeman ya le ha dejado claro que no le quiere ver más en el equipo, el Barça tiene dos opciones: dejarle todo un año en la grada mientras le sigue pagando su sueldo religiosamente o pagarle de manera íntegra el año que le queda de contrato y darle la carta de libertad.
Según fuentes consultadas por Goal, Suárez está dispuesto a tener una salida negociada. Si el club quiere que se vaya, le tendrán que pagar el año que le queda. Es decir, que si el Barça quiere liquidar su contrato, tendrá que abonarle 14 millones de euros netos, unos 28 brutos, en concepto de indemnización. Si no le paga ese año, Suárez seguirá entrenando. En caso de que el club decida pagarle, el uruguayo obtendrá la carta de libertad para firmar por otro equipo como agente libre. Según ha podido saber Goal, a Suárez no le faltan ofertas. Hasta cinco equipos se han interesado durante las últimas horas en la contratación del uruguayo.