Los residentes de la ciudad china de Wuhan, donde se registraron los primeros casos de la pandemia de la COVID-19, creen que tienen todo el derecho a organizar macrofiestas como el festival de música electrónica celebrado esta semana en un parque acuático al aire libre y que reunió a miles de personas.
Los vídeos de la fiesta, en los que pueden verse a cientos de residentes bailando sin mascarilla y sin guardar distancia de seguridad, han provocado críticas en las redes sociales, donde algunos usuarios, especialmente en Occidente, se preguntan si es lícito y respetuoso que la ciudad esté de celebraciones mientras el resto del mundo todavía registra miles de casos cada día.
«No hay falta de respeto, tenemos todo el derecho a organizar estas actividades porque nos lo hemos ganado. Wuhan ha aplacado al virus y recobrado la confianza. Además, ahora debemos recuperar la economía», comenta a Efe el residente wuhanés Chen Wenjie, gerente del departamento de márketing de una empresa tecnológica.
Añade que no se puede culpar a la gente de querer divertirse y que el resto del mundo debería tomar nota de las exhaustivas medidas de prevención que se tomaron en Wuhan para hacer frente el virus, entre las que se encuentran un confinamiento de casi once semanas, el uso obligatorio de mascarillas y de aplicaciones de rastreo y hasta una campaña de test masiva para todos sus residentes.
«Ojalá el resto pueda batir al virus pronto», añade Chu Jing, una administrativa que aún recuerda los peores momentos del estallido del coronavirus, cuando «todos estábamos asustados y nadie sabía con qué estábamos lidiando».
Chen destaca que el control en la ciudad sigue siendo exhaustivo, y que cada vez que se entra en un espacio público es obligatorio usar mascarilla, tomarse la temperatura corporal y mostrar códigos sanitarios que se obtienen a través de aplicaciones móviles.
CAMPAÑA DE TEST PARA TODOS LOS RESIDENTES
Además, en mayo de este año, la ciudad, uno de los grandes polos comerciales, industriales y educativos de la parte central del país, llevó a cabo más de un millón de pruebas de ácido nucleico sin encontrar nuevos casos confirmados salvo algunos asintomáticos.
«Ahora es una de las ciudades más seguras de China», opina Chen, y agrega que «espero que otros países puedan reflexionar sobre cómo hacerlo mejor» en la lucha contra la COVID-19.
El Gobierno y la prensa oficial también han cerrado filas entorno a los organizadores del festival: «Es una prueba de la dura victoria de la ciudad sobre el coronavirus», comenta el rotativo Global Times en un editorial.
«Algunos países están luchando para combatir la COVID-19 pero no han tomado medidas tan estrictas», comenta a ese periódico un residente de la ciudad, Zhang Yong, quien celebra el hecho de «haber sobrevivido y ver que los negocios florecen de nuevo».
Incluso el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino Zhao Lijian habló este jueves sobre el asunto: «La celebración evidencia la victoria lograda por Wuhan y el Gobierno. Se dice que ha causado sorpresa en algunos países occidentales. Espero que la gente de esos países puedan entender qué está pasando en China, los esfuerzos que ha realizado y los resultados obtenidos», afirmó.
CAÍDA DE POSITIVOS LOCALES, PERSISTEN LOS CASOS IMPORTADOS
Desde el pasado marzo, China ha asistido a una considerable caída de la transmisión de nuevos casos del virus a nivel local, después de que drásticas medidas de prevención y limitación de movimientos ayudasen a controlar la pandemia en muchas partes del país.
No obstante, han aparecido varios rebrotes en ciudades como Pekín, la capital, en urbes costeras como Dalian (noreste) o en la región noroccidental de Xinjiang, aparentemente ya bajo control.
Sin embargo, sí se mantiene el goteo de casos «importados» desde el exterior, la gran mayoría de ellos relacionados con chinos que regresan a su país desde otros afectados por el coronavirus.
Según la Comisión Nacional de Sanidad del país asiático, desde que comenzó la pandemia se han diagnosticado oficialmente 84.917 positivos por la COVID-19, de los que han fallecido 4.634 personas.