En la región del delta del Okavango en Botswana (África) tienen un problema de coexistencia entre ganado y rebaños y depredadores, como en tantos otros lugares del mundo.
Pero ha sido ahí donde un grupo de investigadores en busca de una solución pacífica ha llevado a cabo un estudio durante cuatro años en busca de una manera de disuadir a los segundos de que ataquen a los primeros.
Este ha consistido en pintar ojos en las nalgas del ganado y comprobar si funciona como medida disuasoria.Los resultados, aún con sus limitaciones, han sido positivos. Publicado en Nature hace solo unos días, el estudio tenía como objetivo comprobar si la técnica disuasoria de los ojos pintados podía ser eficaz o no.
Para ello, lo que se hizo, en colaboración con Botswana Predator Conservation y con pastores locales, fue seleccionar a 14 rebaños y ganados que hubiesen sido atacados recientemente por depredadores.
Lo que hacían los investigadores era pintarles, antes de dejarles salir por la noche, ojos en las nalgas a un tercio de las reses. A otro tercio se les pintaba una cruz y al resto, nada.
Además, a los animales participantes se les colocaba un collar para controlar sus movimientos y asegurarse de que todos buscaban alimento por la misma zona y se movía de una manera muy parecida.
Los resultados fueron claros: las vacas con ojos pintados en sus traseros tienen más probabilidades de sobrevivir. Ninguna de las 638 pintadas fueron asesinadas frente a las 15 (de 835) sin ninguna señal que fueron atacadas y las 4 (de 543) con una cruz que fallecieron.
La idea de recurrir a los ojos pintados como medida disuasoria se debe a que los depredadores de emboscada suelen atacar cuando creen que no están siendo vistos. En el momento que aprecian que están siendo observados ellos también o que su presa es consciente de su presencia, abortan el ataque.