La Policía se ha visto obligada a usar gases lacrimógenos contra una multitud que ha intentado irrumpir este sábado en el edificio del Parlamento de Líbano, culpando a las autoridades por la trágica explosión en Beirut. Los manifestantes intentaron romper barricadas y arrojaron piedras.
Muchos de los manifestantes inconformes con la situación, usando máscaras faciales, arrojaron objetos contra las fuerzas de seguridad y se niegan a retirarse.
Un grupo tomó bajo el control el Ministerio de Exteriores del Líbano. Los asaltantes han proclamado la Cancillería como su sede y han quemado el retrato del presidente del país, Michel Aoun.
Al menos 130 personas resultaron heridas esta jornada durante los enfrentamientos y 28 de ellas fueron trasladadas a hospitales, según la Cruz Roja libanesa. Además, un oficial de policía libanés murió en las protestas, sostuvo un portavoz de institución policial.