Expresiones como «muerte térmica», «gran implosión», «descomposición de vacío» no suenan muy alentadoras. Porque no lo son.
Describen algunas de las teorías que plantean los científicos sobre cómo morirá el universo algún día.
Sin embargo, cuando la cosmóloga Katie Mack piensa sobre el fin de todo, se llena de paz.
«Hay algo en aceptar la transitoriedad de la existencia que te libera un poco», le dijo a la BBC.
Compartir el terror
Mack todavía recuerda vívidamente la primera vez que fue consciente de que el universo podría terminar en cualquier momento: se encontraba con un profesor y unos compañeros en la universidad.
«Estaba sentada en el piso de la sala del profesor Phinney con el resto de mi clase de Astronomía durante nuestra noche de sobremesa semanal, mientras el profesor estaba con su hija de 3 años en el regazo», escribe en su nuevo libro, «El fin de todo».
Se enteró de que los científicos no tienen la más remota idea de por qué el universo se expande de la manera en que lo hace -lo que se denomina inflación cósmica- y eso quiere decir que tampoco pueden afirmar que el espacio no empezará a desgarrarse violentamente en cualquier momento.
«Lo convirtió en un asunto personal por esta idea que el universo entero tiene estos procesos que ocurren todo el tiempo, pero que en principio también me pueden ocurrir a mí: me encuentro en el universo y no tengo manera de protegerme de todo esto», cuenta.
«Una de las cosas que busco con este libro es compartir un poco ese terror, que puede parecer mezquino, pero es para ayudar a la gente a tener una conexión más personal con lo que sucede en el universo«, agrega.
Lo que está pasando en el espacio ha fascinado a Mack desde que era pequeña. Pero el haber sido empleada doméstica en Los Ángeles no le dio mucho acceso a aquello que la mayoría de astrónomos diría los inspiró a seguir esa carrera.
«Allí no puedes ver la Vía Láctea. A duras penas ves las estrellas», dice Mack, que ha trabajado como investigadora en las universidades de Caltech, Princeton, Cambridge y ahora en la Universidad Estatal de Carolina del Norte.
Lo que la condujo por ese camino, en cambio, fueron «todas las cosas raras»: «Todas estas cosas que te tuercen el cerebro como agujeros negros y el espacio tiempo».
Cuando supo que Stephen Hawking se catalogaba como un cosmólogo, supo «lo que quería ser».
Debo aclarar que no aprobé mis exámenes de ciencia para el certificado de secundaria, así que bien debe de haber mejores reporteros para entrevistar a una astrofísica teorética.
Pero después de acumular 350.000 seguidores en Twitter, Mack ha perfeccionado su habilidad de hablar con plebeyos y es a las mentes no científicas a las que está dirigido su libro.
No voy a pretender que entendí cada concepto en su libro, pero Mack reconoce que «no es para hojearlo y absorber todo inmediatamente».
«Tomar un momento»
«Sé que muchos escritores científicos tratan de evitar eso completamente y quieren guiarte por cada detalle, pero creo que algunas veces es recomendable tomarse un momento».
Palabras sencillas como «muerte térmica», son fáciles de entender, y esos es bueno porque es la manera más probable en que el universo llegue a su fin.
«Es la idea de que el universo se expande y expande hasta que se enfría y todo se descompone y se desvanece», comenta Mack, reconociendo que no es la «probabilidad más fascinante».
«La que encuentro más divertida es la descomposición de vacío. Tal vez divertida no sea la palabra que debiera usar con respecto a al destrucción del universo, pero el concepto es divertido.
«Alteras algo en las ecuaciones y de pronto encuentras que es posible que algún tipo de burbuja de la muerte se materialice en alguna parte del universo y que se expanda a la velocidad de la luz destruyendo todo».
La ciencia no puede descartar esa posibilidad.
«La única cosa que nos hace dudar que sucedería es que existe en ese ámbito donde no podemos poner a prueba ningún aspecto de la teoría, así que no sabemos si algo teoréticamente cambiaría en esta situación de alta energía», expresa.
«Probablemente no va a suceder en los próximos trillones y trillones y trillones de años. Pero técnicamente podría suceder en cualquier momento«.
Son pensamientos de este calibre los que Mack sostiene no pueden dar un «sentido de perspectiva».
«Muchos aspectos de la vida moderna están diseñados para tratar de convencernos de que estamos completamente seguros, protegidos y en control de todo lo que nos rodea. Y eso simplemente no es cierto. Evidentemente el mundo atraviesa por una situación que está impulsando ese mensaje»
«Pero también desde una perspectiva cósmica, nosotros estamos dentro de este universo y tenemos que aceptar lo que nos vaya a dar».