¡Oh! Qué Roca inquebrantable La que Dios ha dado Como abrigo seguro Para mi corazón cansado.Mi Roca, mi fortaleza,Mi refugio protector,Mi recurso en la tribulación Es Jesús, mi Redentor.A mis pies el océano ruge,El viento silba a mi derredor;Sobre Cristo, mi Roca, se funda Mi esperanza y mi fe.En vano se enfurece el huracán,No veo el brillo de ninguna luz;Con paz en medio de la tormenta,Espero el alba después de la noche.En medio de la tormenta,¿Has hallado ese abrigo?¡Ah! toma la poderosa mano De Cristo: pues él desea salvarte.
“Será aquel varón como escondedero contra el viento, y como refugio contra el turbión… como sombra de gran peñasco en tierra calurosa” (Isaías 32:2).
“El Señor es mi roca y mi fortaleza, y mi libertador… Porque ¿quién es Dios, sino solo el Señor? ¿Y qué roca hay fuera de nuestro Dios?” (2 Samuel 22:2, 32).