Un ciudadano australiano ha sido condenado a muerte en China, informaron las autoridades del país el sábado, un hecho que podría aumentar aún más las tensiones entre ambos países.
El Departamento de Asuntos Exteriores y Comercio de Australia dijo que está proporcionando ayuda consular al hombre, cuya identidad no ha facilitado.
Medios de comunicación australianos y chinos han identificado al hombre como Cam Gillespie, arrestado hace siete años por cargos de tráfico de drogas en el sur de China.
El Ministerio de Asuntos Exteriores de China no respondió el sábado a una solicitud de comentarios. Los intentos de contactar con la familia de Gillespie no tuvieron éxito.
“Estamos profundamente tristes tras conocer el veredicto de su caso”, dijo el departamento de exteriores australiano en una declaración enviada por correo electrónico a Reuters.
“Australia se opone a la pena de muerte, en todas las circunstancias para todas las personas. Apoyamos la abolición universal de la pena de muerte y nos comprometemos a perseguir este objetivo a través de todas las vías a nuestro alcance”.
Cam Gillespie fue arrestado en 2013 con más de 7,5 kg (17 libras) de metanfetamina en su equipaje facturado cuando se disponía a embarcar en un vuelo internacional desde el aeropuerto de Baiyun, en la ciudad de Guangzhou, al sur de China, según lo publicado por diversos medios de comunicación.
Las tensiones diplomáticas entre Pekín y Camberra han empeorado desde que Australia pidiera la apertura de una investigación internacional sobre el origen y la propagación del nuevo coronavirus, que surgió en la ciudad de Wuhan, en el centro de China.
En las últimas semanas China ha prohibido las importaciones de carne de vacuno de Australia y ha impuesto aranceles a la cebada del país. También ha instado a los turistas chinos a evitar viajar a Australia.
La pena de muerte por tráfico de drogas no es infrecuente en China, donde las ejecuciones suelen realizarse por fusilamiento.
El año pasado el país condenó a muerte a dos canadienses por delitos relacionados con las drogas tras la detención de un ejecutivo de Huawei, Meng Wanzhou, afirmando que no le causaba “la más mínima preocupación” la creciente consternación internacional por el veredicto.