Un libro recientemente publicado tiene por título: «Cómo Jesús se hizo Dios». Este título presenta a Jesucristo de una manera completamente falsa. La Biblia dice lo contrario: Dios se hizo hombre en Jesús, su Hijo unigénito. Efectivamente, “aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros” (Juan 1:14). Este versículo, base de la fe cristiana, contiene una verdad sorprendente y misteriosa: Jesucristo fue designado como siendo “la Palabra” (“el Verbo”), porque él es la expresión de los pensamientos de Dios (Juan 1:2). Él es la “la imagen del Dios invisible” (Colosenses 1:15). Él era la Palabra.
Él es Dios y se hizo hombre, concebido por el Espíritu Santo. Jesús, quien existe eternamente, tomó un cuerpo. Este es un misterio revelado a la humanidad: “Grande es el misterio de la piedad: Dios fue manifestado en carne” (1 Timoteo 3:16).
Verdaderamente se hizo hombre y vivió entre nosotros. En Cristo “habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad” (Colosenses 2:9Verdaderamente se hizo hombre y vivió entre nosotros. En Cristo “habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad” (Colosenses 2:9). Esta gloria divina brilla con tal resplandor en la vida de Jesucristo hombre, que desde hace más de 2000 años lleva pecadores, como somos todos, a la convicción de que Jesús es mucho más que un hombre.
Perfectamente Dios y perfectamente hombre, él es el Hijo unigénito de Dios, el Salvador que vino a traer el perdón divino, la salvación y la vida eterna. Él quiere revelarse a usted, como lo hizo con su discípulo Pedro, quien exclamó: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente” (Mateo 16:16).
Levítico 17 – Romanos 13 – Salmo 68:21-27 – Proverbios 16:29-30