El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, lleva semanas lanzando preguntas similares a la oposición ante sus dudas sobre la aprobación de un préstamo con el que seguir financiando su estrategia de seguridad.
Según el gobierno, el llamado Plan de Control Territorial es el responsable directo de que El Salvador haya pasado de ser uno de los países más violentos del mundo a que el pasado enero se convirtiera «en el mes con menos homicidios desde la Guerra Civil», como aseguró Bukele.
Sin embargo, su firme apuesta por este plan fue mucho más allá cuando el pasado 9 de febrero irrumpió rodeado de militares en la Asamblea Legislativa, en la que él mismo había convocado una sesión extraordinaria para votar la financiación de su estrategia.
Bautizado popularmente como «Bukelazo», la imagen de un Congreso militarizado provocó una enorme crisis y duras críticas por parte de organismos internacionales y la oposición, que lo calificó de «autogolpe» y de «día negro» para la democracia en un país donde las heridas del conflicto armado interno están aún muy recientes.cortesíabbc.com