«Decidí atacar la fuente de su creencia, dicho de otra manera, abrir la Biblia, leerla atentamente y levantar el catálogo de sus contradicciones. Una tarde, mientras la estaba leyendo con el objetivo de destruirla, repentinamente sentí una presencia que venía a mí y me decía: «Alexis, eres un pecador, pero te perdono porque te adopto como mi hijo a partir de hoy». Ese día de julio del año 2005 marcó el comienzo de mi conversión: reconocí a Dios al experimentar su presencia amorosa y misericordiosa.
Desde esa revelación y hasta mi bautismo, cambié mi relación con los demás, mi manera de ver el mundo, de pensar. Según mi amigo Mike, incluso mi mirada, hasta aquí sombría y atormentada, se transformó. Sin embargo, esta conversión marcó más el comienzo de mi búsqueda que su fin. Deseoso de dar un fundamento racional a la experiencia que había vivido, decidí consagrar mis estudios a las relaciones entre la razón y el cristianismo. Después de graduarme, expuse en oración esta alternativa: proseguir en el camino académico, o mostrar a la gente los tesoros del pensamiento cristiano. El Señor me condujo en esta segunda dirección. Desde entonces me esfuerzo por recordar que si Dios se revela a través de la experiencia, también lo hace mediante la razón. ¿Cómo, en efecto, puede uno amar a una persona sin tratar de conocerla, de comprender quién es?».AlexisSi a veces Dios se deja descubrir por medio de la experiencia o la razón, solo la fe nos permite conocer plenamente la revelación de Dios en Jesucristo.