Brasil celebra este jueves el Día de la Amazonia en medio de las fuertes críticas contra el presidente, Jair Bolsonaro, por su polémica gestión del aumento de los incendios en la selva.
Los fuegos han causado graves daños medioambientales, pero también han amenazado las vidas de los pueblos indígenas, que han pedido salir a las calles para recordar la necesidad de proteger la selva y sus vidas.
«Para nosotros, guardianes de la selva, es un día de lucha«, señala en un comunicado la Articulación de Pueblos Indígenas de Brasil (APIB), que convocó las marchas y a la que han apoyado diversas organizaciones no gubernamentales.
APIB reclama tomar medidas por los «crímenes contra la humanidad que se han cometido a través de los incendios y de la grave deforestación». «Que lo que fue quemado sea reforestado. Nosotros no tenemos un plan B. Es un momento grave y urgente«, destaca.
En 2007, se eligió el 5 de septiembre como Día de la Amazonia porque coincide con la creación de la provincia autónoma del mismo nombre, actual estado de Amazonas, en 1859 por Pedro II.
En la selva amazónica –Brasil alberga un 60%– viven unas 34 millones de personas, y más de 400 pueblos indígenas, algunos de ellos en aislamiento voluntario.
«Bolsonaro y sus colegas del agronegocio, a través de palabras racistas y propuestas genocidas para robar tierras indígenas, están llevando a cabo el mayor asalto contra los derechos indígenas en 50 años», alerta Survival International, que recuerda que «los pueblos indígenas, los mejores guardianes de la naturaleza, han luchado para proteger sus tierras de los extraños durante más de 500 años y, definitivamente, no se detendrán ahora«.