¡Qué agitación en el mundo de las golondrinas este fin del verano en Europa! Reunidas en las redes eléctricas, se preparan para un gran viaje: su destino es África, donde encontrarán insectos voladores en abundancia, para alimentarse. Pero, ¡qué reto para esas aves tan livianas recorrer a veces hasta 10.000 kilómetros! ¿Y quién les dará la señal de partida? «El desencadenamiento de la migración responde a mecanismos complejos que todavía no han sido aclarados». Tal es la constatación de los observadores, a pesar de que sus técnicas están en continuo progreso. La pregunta sigue, pues, sin respuesta.
En la Biblia Dios interpeló a Job mediante una pregunta similar (Job 39:26): “¿Vuela el gavilán (otra ave migratoria) por tu sabiduría, y extiende hacia el sur sus alas?” (cuando llega el momento de migrar).
En ese momento Job estaba sumergido en una gran angustia y había hecho multitud de preguntas a Dios. Sin responderle directamente, Dios llamó su atención sobre algunas particularidades admirables del reino animal (Job 39). Le hizo «sentir» Su poder, Su soberanía; le mostró los cuidados del Dios Creador hacia sus criaturas. Job se inclinó y humildemente reconoció sus propios límites: “Yo soy vil” (Job 40:4).
Aún hoy, hombres y mujeres buscan pruebas de la existencia de Dios. La naturaleza, con todos los misterios y las maravillas que contiene, es una respuesta contundente para el que quiere entender.