Dos empresas brasileñas que son parcialmente propiedad de un importante donante del presidente de EE.UU., Donald Trump, y el líder de la mayoría republicana del Senado, Mitch McConnell, tienen gran parte de responsabilidad en la continua destrucción de la selva amazónica, «una carnicería que se ha convertido en furiosos incendios que han captado la atención mundial», reza un reciente artículo de The Intercept.
Según la publicación, estas dos empresas son Hidrovias do Brasil y Pátria Investimentos (que posee más del 50% de Hidrovias), ambas propiedad de la importante compañía de inversión estadounidense Blackstone, cuyo cofundador y CEO es Stephen Schwarzman, un aliado cercano de Trump que ha donado a su causa millones de dólares en los últimos años.
Estas compañías «han arrebatado el control» de varias parcelas de tierra en la selva amazónica, las deforestaron y ayudaron a construir una polémica carretera hacia su nueva terminal de embarque en Miritituba, en el estado brasileño de Pará, con el fin de facilitar el cultivo y la exportación de granos y soja, sugiere el artículo.
La terminal está dirigida por Hidrovias do Brasil y permite a los productores cargar soja en barcazas, que la transportan hasta un puerto más grande para, desde allí, enviarla a todas partes del mundo.
Una carretera controvertida
Hidrovias do Brasil anunció a principios del 2016 que pronto comenzaría a exportar soja en camiones desde el estado de Mato Grosso por la carretera B.R.-163, que en aquel entonces estaba en gran parte sin pavimentar. No obstante, la compañía aseguró que planeaba mejorarla y desarrollarla.
En la primavera del 2019, el gobierno de Jair Bolsonaro anunció que Hidrovias do Brasil se asociaría en la privatización y el desarrollo de cientos de kilómetros de la ruta B.R.-163. «El desarrollo de la carretera en sí causa deforestación, pero lo más importante es que ayuda a hacer posible una transformación más amplia de la Amazonía convirtiendo selva en tierras de cultivo», asevera el artículo.
La carretera B.R.-163 ha tenido un marcado efecto sobre la deforestación, han notado varios medios. «Todos los años entre 2004 y 2013, excepto 2005, la deforestación en la Amazonía en su conjunto disminuyó, pero aumentó en la región alrededor de la B.R.-163», informó Financial Times en septiembre de 2017. Este hecho provocó el rechazo de los indígenas defensores de la Amazonía.
En marzo, Hidrovias admitió que su negocio se había ralentizado por el aumento de los bloqueos que organizaban los defensores de la selva en la carretera B.R.-163. No obstante, recientemente la compañía anunció que gracias a una fuerte inversión planeaba duplicar su capacidad de envío de granos a 13 millones de toneladas.
El agronegocio y los incendios en la selva
«El esfuerzo por transformar a la Amazonía de una selva tropical en una fuente de ingresos para el agronegocio es fundamental para el conflicto, y está relacionado con los incendios que hoy se descontrolan», insiste la nota.
En la vanguardia de la invasión de la selva están los llamados ‘acaparadores de tierras‘ o ‘grileiros’, que talan árboles ilegalmente con motosierras. Luego las tierras recién despejadas se venden a las empresas agroindustriales, que llevan su cosecha hasta la terminal de Miritituba por la carretera B.R.-163 para exportarla.