A un año de cumplirse el plan de «recuperación económica» del régimen de Nicolás Maduro para hacer frente a la hiperinflación, la economía de Venezuela sigue en caída libre. El salario mínimo mensual ha llegado a su punto más bajo en la historia del país, al equivaler este martes a 2,76 dólares según la tasa oficial.
A la fecha, el precio del dólar está en 14.483,54 bolívares -valor oficial fijado por el Banco Central de Venezuela-, una cifra que se ha multiplicado de manera imparable desde que comenzó el año en curso.
Con los 40.000 bolívares mensuales, que se traducen en poco menos de tres dólares, los venezolanos se ubican muy por debajo del umbral de la miseria establecido por Organización de las Naciones Unidas (ONU), que señala que quien devengue menos de 1,25 dólares diarios está en pobreza extrema.
Aunque el salario mínimo quedó establecido en el equivalente a 30 dólares en agosto pasado tras la puesta en marcha del plan económico, al día de hoy el sueldo mínimo se ha reducido en 90,80%, pese a los cuatro aumentos de salarios de los últimos doce meses.
Los 40.000 bolívares del sueldo mínimo pueden alcanzar para comprar, con suerte, un cartón de huevos de 30 unidades, una realidad no muy distinta a la de hace un año, cuando Maduro aumentó 35 veces el ingreso mensual tras poner en marcha una reconversión monetaria que le quitó cinco ceros a la moneda nacional.
En la actualidad, el régimen no ha dado señales sobre otro aumento de los sueldos y ni siquiera menciona el llamado plan de «recuperación y prosperidad económica» por el que entró en circulación un nuevo cono monetario a propósito de la reconversión con la cual también buscaba enfrentar la escasez de efectivo.
Sin embargo, los billetes de más baja denominación ya han dejado de circular, pues en medio de la hiperinflación que vive el país y que este año se acumula en 1.579,2%, para los venezolanos ese imposible pagar con papeles de 2, 5, 10, 20 o 50 bolívares, pues su valor es casi tan nulo como el del papel moneda que perdió vigencia en 2017 y que, incluso, ha terminado en la basura.
Por esta situación, el Banco Central de Venezuela (BCV) anunció en junio pasado la incorporación de tres nuevos billetes de 10.000, 20.000 y 50.000 bolívares, equivalentes a 0,69 dólares, 1,38 dólares y 3,45 dólares, respectivamente.
Las medidas también incluyeron una modificación del sistema de cambio de divisas, para ese entonces llamado Dicom, y que hasta la fecha no ha tenido éxito, pues el principal objetivo del Gobierno era acabar con el mercado paralelo que continúa en ascenso.
El control de precios, una fórmula igualmente reciclada por el régimen, formó parte de este programa, pero la medida duró apenas semanas y solo terminó con cientos de personas multadas y detenidas, mientras que el aumento de la gasolina fue un anuncio que nunca se concretó y hoy el precio del combustible es casi un regalo.
La gasolina en Venezuela cuesta 0,00001 o 0,00006 bolívares por litro, dependiendo del octanaje, pero debido a que no había un billete que pudiera pagar este valor, los venezolanos costeaban su combustible con los papeles de 2 bolívares.
No obstante, debido a la salida de circulación de estos billetes, la gasolina se puede pagar con papeles de 100, 200 o el que tenga disponible en ese momento el conductor, y en ninguno de los casos equivaldrá a diez centavos de dólares.