«No funciona el sistema». La frase repetida hoy hasta la saciedad sintetiza el lunes que están viviendo los argentinos tras el impacto político de la severa derrota de Mauricio Macrien las elecciones primarias. No funciona el sistema de banca ‘online’ de la mayoría de las entidades, en muchas de ellas tampoco la atención en cajas. El país está en un paréntesis de tensión mientras ve cómo el peso se devalúa un 30 por ciento (de 46,50 a 60 por dólar), las acciones de las principales empresas caen un 55 por ciento y los bonos pierden un 20.
La victoria del peronista Alberto Fernández, con el 47 por ciento frente al 32 de Macri, debe ser revalidada en las elecciones de octubre para que se convierta formalmente en presidente a partir del 10 de diciembre, pero las 11 semanas que restan hasta esa elección se perfilan como un martirio para el Gobierno. Luchar por revertir la diferencia, algo altamente improbable, o acordar con Fernández unas líneas de acción para que la transición no lleve al caos. Ese es el dilema de Macri, que convocó para esta tarde a una reunión de urgencia de su gabinete de ministros.
El valor del dólar, la medida de todas las cosas en el sistema de precios argentino, ha subido rápidamente en los primeros minutos de un mercado financiero que tiene hoy bastante de ficticio, porque casi nadie compra ni vende. Eso no evitó que la divisa estadounidense escalara en algunas casas de cambio hasta los 62 pesos, para luego retroceder. La expectativa está puesta en lo que pueda hacer el Banco Central, comandado por Guido Sandleris, y en cuándo y cómo decidirá intervenir en el mercado.