Por si necesitabas una razón adicional para bajarle al mal humor, un experto en nutrición explica cómo es que el enojo puede convertirse en el enemigo a vencer si lo que quieres es perder peso. No importa cuánto ejercicio hagas, si te sigues “comiendo” tus corajes (literal y figurativamente), jamás lograrás llegar a tu peso ideal.
El que se enoja, engorda
“El que se enoja engorda” es el título del libro escrito por el nutriólogo mexicano Juan Manuel Romero Villa donde afirma que el enojo puede ser la razón del sobrepeso. En su trabajo, el autor explora la relación entre las emociones y la comida que consumimos, haciendo énfasis en el hecho de que el sobrepeso va más allá del aspecto físico, es también una coraza para enfrentar situaciones como el dolor, la pena, angustia, etc.
¿Qué tiene que ver enojarse con engordar? En términos prácticos, cuando se está enojado, el organismo comienza a segregar adrenalina y cortisol, esta última es una hormona que se libera como respuesta al estrés y aumenta los niveles de azúcar en la sangre. Normalmente esta hormona se produce al hacer ejercicio, pero al producirse por enojo, la glucosa que se genera no puede ser utilizada por las células y acaba por depositarse en forma de grasa.
Este libro es el resultado de más de una década de trabajo de autor, sumando investigación académica, experiencias con sus pacientes e incluso de él mismo. El autor detectó que muchos de sus pacientes con sobrepeso tenían en común el enojo, haciendo evidente la relación entre la obesidad y un mal manejo de esa emoción.
De hecho, el sobrepeso y la obesidad pueden tener causas endógenas (internas) como el síndrome metabólico, problemas hormonales o tiroideos, o causas exógenas (externas) como malos hábitos de alimentación y falta de ejercicio. De esta forma, el enojo es un elemento más que suma a estas causas, pero no es el único.
El peso de las emociones
Las emociones negativas como el enojo, tristeza o ansiedad, afectan en gran medida la manera en que nos alimentamos y en muchos casos se convierten en causas de sobrepeso y obesidad. Estas emociones se canalizan a través de la comida que se convierte en una protección inconsciente contra las dificultades afectivas.
La nutrióloga Sigrid Pimentel Martín afirma que “las emociones son energía que se transforma en sobrepeso, indigestión, un sistema inmunológico débil”, por lo que aprender a identificarlas y manejarlas tendrá un efecto muy positivo para el individuo, mejorando su ánimo y su relación con la comida.
Se trata de tomar el control sobre nuestras propias emociones y encontrar formas más positivas de canalizarlas, hacer ejercicio es una buena idea, también podrías buscar un nuevo pasatiempo como pintar, dibujar, escribir o simplemente salir a caminar cuando necesites relajar un poco tu mente.
Presta atención a tu forma de comer
Tomar consciencia sobre tus hábitos alimenticios es clave para mejorarlos, así podrás detectar también cuáles son los factores que hagan que comas de más y los alimentos poco saludables. Un buen consejo es tomarse cinco minutos antes de ceder a un antojo, en vez de comerlo de forma automática, tómate un tiempo para reflexionar sobre cómo te sientes y si realmente podrías evitarlo.
Alimentarse es un acto tan cotidiano que muchas veces no le prestamos la atención suficiente, por eso es conveniente evitar distractores como la televisión o el celular, en otras palabras, mientras comemos, el alimento debe ser el protagonista.
Mejorar nuestros hábitos alimenticios a largo plazo debe estar acompañado de un ejercicio introspectivo en el que nos conectamos con nuestras emociones y la manera en que se vuelven disparadores de ciertos comportamientos frente a la comida, esta es una gran manera de atacar el problema de raíz.
Ahora ya lo sabes, si estás buscando bajar de peso, tal vez primero debas pensar si no te has enojado demasiado últimamente, ¿crees que sea tu caso? Cuéntanos en los comentarios.