El contenido de proteína en la soja brasileña se redujo por primera vez en cuatro cosechas en 2018, según datos preliminares del Gobierno, algo que ha hecho que empresas locales pierdan negocios con China, el principal comprador de la oleaginosa.
La disminución de los niveles de proteína en Brasil, el principal proveedor mundial de soja, crea problemas a los exportadores, que enfrentan cancelaciones, ventas con descuentos o contratos más estrictos que requieren garantías de calidad con compradores que desean garantizar una oleaginosa rica en nutrientes.
El contenido de proteína en la cosecha 2018 bajó a un promedio de 36,83% desde 37,14% en la cosecha previa, de acuerdo con los hallazgos preliminares, dijo a Reuters Marcelo de Oliveira, investigador de la agencia gubernamental Embrapa. Los datos se ajustarán en septiembre, cuando se presente el informe final sobre la calidad de la soja, agregó.
César Borges, ejecutivo de la procesadora de alimentos Caramuru Alimentos SA, dijo en una entrevista que la compañía tuvo que rechazar esta semana una potencial venta a China porque no podía garantizar los niveles mínimos de proteína requeridos.
China, que importa soja para utilizarla en la alimentación del ganado, depende cada vez más de la soja brasileña desde que el año pasado impuso aranceles de represalia sobre la oleaginosa de Estados Unidos en medio de su guerra comercial con la mayor economía del mundo.
Las necesidades de importación de soja de Pekín están disminuyendo por un brote de peste porcina africana que ha matado a millones de cerdos, lo que significa que puede ser más selectivo con sus compras.
China también está importando soja desde Argentina, aunque en cantidades más pequeñas. Camilo Motter, un corredor en el estado de Paraná, confirmó que la caída del contenido de proteína y la competencia argentina pueden afectar las primas de la soja brasileña, el monto pagado en los puertos locales.
Antonio Pípolo, de Embrapa, dijo que los agricultores brasileños se preocupan más por la cantidad que por el contenido de proteína o aceite en la sola, lo que no altera el precio que obtienen cuando venden los porotos a procesadores o exportadores. Los rendimientos de la oleaginosa aumentan inversamente a los niveles de proteína, según la agencia.
La industria de la soja en Estados Unidos también ha visto caer los niveles de proteínas en los últimos años, a medida que los agricultores perseguían mayores rendimientos.
Esa tendencia ayudó a Brasil, donde se pensaba que un clima más cálido compensaría el impacto de los mayores rendimientos de los cultivos en los niveles de proteína, convirtiéndose en un mayor proveedor para China que Estados Unidos en la última década, incluso antes de la guerra comercial.
China actualmente compra alrededor del 80% de las exportaciones de soja de Brasil.
Si se confirman las cifras de Embrapa, la soja brasileña aún tenía un contenido de proteínas más alto que el promedio de 34,2% en la soja estadounidense de acuerdo a datos recopilados por la industria en aquel país.
Las quejas de China sobre la proteína en Brasil han llevado a discusiones internas en la asociación de exportadores de granos, Anec, para revisar los términos del contrato estándar de exportación de soja, que establece umbrales de calidad que incluyen el contenido de aceite y la humedad máxima permitida para los granos, dijo Lucas de Brito, ejecutivo del grupo.
Brito sostuvo que no hay un valor establecido para el contenido de proteínas en el contrato estándar, pero los comerciantes tienen discreción para establecer estándares de calidad en negociaciones privadas con los compradores.