Escuchemos estas declaraciones de la Palabra de Dios concernientes a todos los hombres, sin ninguna excepción:
– “El Señor… es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento” (2 Pedro 3:9). Dios es bondadoso y paciente con los hombres; quiere que se arrepientan de sus pecados (ver Romanos 2:4).
– “Todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios”. Esta declaración es ineludible. Excluye cualquier pretensión a una justicia personal. Reconocer que soy pecador es el primer paso de la fe que conduce al arrepentimiento.
– “Dios nuestro Salvador… quiere que todos los hombres sean salvos” (1 Timoteo 2:3-4). Nadie está excluido del plan de amor de Dios; nadie puede decir que Dios no se interesa en él.
– “Todos los que creen en él… siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús” (Romanos 3:22, 24). Si creo en el Señor Jesús, es decir, si acepto que él sufrió en mi lugar el juicio por mis pecados, entonces Dios me perdona.
– “A todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios” (Juan 1:12). En este caso tampoco hay excepción. Todos los que han recibido a Jesús como su Salvador tienen la seguridad de ser hijos de Dios, de poseer la vida eterna. ¡Cuántos motivos de agradecimiento y adoración!