Seúl. Este domingo se dio el tercer encuentro entre Donald Trump y Kim Jong-Un en la Zona Desmilitarizada entre las dos Coreas, pese a tener mucho de simbólico, los analistas están divididos sobre su alcance, entre un simple golpe de comunicación o un gran paso hacia la paz.
La reunión, concretada al día siguiente de una sorpresiva invitación del presidente estadounidense al líder norcoreano, atrajo nuevamente la atención general hacia un dúo que se había desinflado tras el fracaso de su segunda cumbre en Hanói en febrero pasado a raíz del desacuerdo sobre la desnuclearización de Pyongyang.
Estados Unidos exige a Corea del Norte que renuncie de manera definitiva a su programa nuclear, mientras que el régimen totalitario reclama como condición previa el levantamiento de las sanciones internacionales de las que es objeto.
Durante un minuto histórico, Donald Trump pisó el suelo norcoreano, una primicia para un presidente estadounidense en ejercicio. El símbolo es importante frente a dos países que amenazaban mutuamente con aniquilarse hasta hace apenas un año y medio.cortesíaelcomercio