Los sindicatos brasileños mantuvieron la convocatoria a una huelga general con protestas en todo el país para este viernes contra la reforma de las jubilaciones del presidente Jair Bolsonaro, pese a que el proyecto que llegó al Congreso tuvo recortadas algunas de sus aristas más polémicas.
Esas modificaciones «no cambian nada«, dijo a la AFP a través de su asesoría de prensa el presidente de la Central Única de los Trabajadores (CUT), Vagner Freitas.
«La CUT no concuerda con la narrativa de que las jubilaciones sean el principal problema económico de Brasil. El problema de Brasil es que no hay un proyecto de política económica», indicó.
«La expectativa es de una gran huelga«, concluyó.
En las primeras horas de la mañana, Folha consignó que la huelga general afecta al transporte en San Pablo y subrayó que hubo protestas y cortes de arterias durante la madrugada. Por su parte, O Globo publicó que en Río de Janeiro opera normalmente el servicio por el momento.
Las principales centrales sindicales -CUT, UGT y Força Sindical-, así como gremios de estudiantes y profesores prevén paros y marchas en más de cien ciudades de por lo menos 24 de los 27 estados del país.
Prácticamente todos los grandes sectores industriales se sumaron al movimiento, aunque queda por ver cuál será el grado de adhesión de los transportistas a lo largo del día después de que la justicia determinara la obligatoriedad del servicio en San Pablo, capital económica de Brasil.
El paro se lleva a cabo después de dos grandes manifestaciones de estudiantes y profesores, el 15 y el 30 de mayo, contra los bloqueos prespuestarios en la educación.
El movimiento se produce además en el primer día de la Copa América, que se inaugurará por la noche con el partido Brasil-Bolivia en el estadio paulista de Morumbí.

