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La terrible crisis humanitaria que afronta Venezuela

Los indicadores de la crisis que atraviesa el país hablan por sí solos: pobreza del 87%, alarmante escasez de medicamentos y cifras de desnutrición que dan cuenta de la absoluta decadencia en las condiciones de vida.

La imagen es en sí misma la historia del día. Trailers y camiones cisterna bloquean el puente Tienditas, que une Colombia con Venezuela. Más precisamente, la provincia colombiana de Cúcuta con el estado venezolano de Táchira.

Son, por orden del régimen de Nicolás Maduro, la barrera que impide la llegada de la ayuda humanitaria al país. Desde el chavismo, lo consideran una suerte de limosna y fue el propio Maduro el encargado en aclararlo: «No somos mendigos», dijo.

Pero aunque la ayuda humanitaria esté en el centro de las discusiones políticas (entre otras cosas, porque pondrá de manifiesto hasta dónde llega la ‘lealtad’ de las fuerzas armadas con el chavismo), su llegada al país es imperiosa. Sobre todo, si se consideran algunos de los indicadores sociales muchas veces soslayados en medio del laberinto político que ya tomó escala internacional.

Según la Encuesta sobre Condiciones de Vida en Venezuela, de la Universidad Católica Andrés Bello, realizada durante 2017 y difundida en 2018, el 87% de la población de Venezuela es pobre. Según la misma encuesta, el 64% de los venezolanos perdió en promedio 11,4 kilos entre 2016 y 2017, por la escasa o mala alimentación. Con respecto a este úiltimo indicador, el relevamiento arrojó que cerca de 8 millones de venezolanos ingieren dos o menos comidas al día y que son, principalmente, de baja calidad nutricional (las proteínas prácticamente están ausentes de la dieta diaria).

El salario mínimo, que hoy suma apenas 6 dólares (según la cotización paralela) o 19 según la oficial, alcanza para algunos pocos productos. A este drama se suma la constante escalada de precios por la hiperinflación, que implica una pérdida constante y diaria del poder adquisitivo.

A esa realidad, se suma la debacle del sistema de salud. Según el relevamiento Encuesta Nacional de Hospitales, publicado en noviembre de 2018 por la ONG Médicos por la Salud, el 33% de las camas de los hospitales no se encuentran operativas. La cifra asciende al 42,45% de los laboratorios que funcionan en los centros de salud. Además, el 51,35% de los servicios de rayos X «no están operativos» y el 95,65% de los tomógrafos y resonadores en los hospitales no funcionan.

70% de los hospitales advierten fallas en el servicio de agua, mientras que el 8% no tiene agua ningún día de la semana. En este escenario, el desabastecimiento de medicinas resulta desolador. El diario El Nacional, uno de los medios críticos que logró sobrevivir afrentas del oficialismo, consignó en septiembre de 2018 que la Federación Farmacéutica de Venezuela denunció una escasez del 83% en medicinas y su titular, Freddy Ceballos, pidió al gobierno de Maduro que acepte donaciones de otros países.

«Cada vez más niños en Venezuela sufren desnutrición como consecuencia de la prolongada crisis económica y financiera que vive el país», advertía en enero de 2018 un comunicado de Unicef. El escrito también cita un informe de Cáritas, del tercer trimestre de 2017, que advertía por entonces que el 15,5% de los niños evaluados presentaban síntomas de emaciación (un peso bajo para la talla) y que un 20% adicional de los niños venezolanos estaba en riesgo de desnutrición.

En cuanto a la nutrición hospitalaria, el 63,64% de los hospitales registra un faltante de fórmula láctea durante todos los días de la semana. A esto se suma la violencia, que atraviesa a la sociedad venezolana y que también se manifiesta en los centros de salud. En el 62,16% de los hospitales se registraron eventos violentos con familiares de pacientes.

La escasez de medicamentos ha obligado a ONGs y a redes de profesionales de la salud a organizarse de manera voluntaria para atender al trágico panorama. Incluso figuras públicas, como el cantante Carlos Baute, se han involucrado en cruzadas para hacer llegar medicamentos al país. Al respecto, en una entrevista reciente con Antena 3, el cantante decía: «Muchas de las donaciones que gestionamos las hacemos por parte privada. Parecemos narcotraficantes para hacer llegar la medicación, la logística es muy complicada».

Ante el faltante, las alternativas para acceder a las medicinas son pocas y algunas impensadas para quienes no han vivido una crisis de estas dimensiones. Tal como dio a conocer una investigación publicada por BBC, además de recibir envíos de familiares o de allegados desde el exterior, algunos venezolanos recurren a las llamadas «fórmulas magistrales», que es la mezcla individual de medicamentos. El propio laboratorio de la Universidad Central de Venezuela se ha dedicado justamente a la elaboración de algunas de estas fórmulas.

Además, han surgido iniciativas como la de la emisora planeta, que en el segmento «Farma-rumba» de su programa de radio El Bandón, pide a los oyentes medicamentos para donar. Funcionan así como intermediarios entre quienes pueden y quieren dar y quienes necesitan. cortesíatntodonoticias

En Venezuela, el 95,65% de los tomógrafos no funcionan. El bloqueo que puso maduro para bloquear la ayuda humanitaria de otros países

 

 



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