La rabdomiólisis puede causar daño renal. Los médicos le dijeron que con CrossFit y SoulCycle es cada vez más común.
“A pesar de que hacía mucho ejercicio, le dije a mi entrenadora que me sentía estancada y que quería ir al siguiente nivel”. Así comienza la historia contada en primera persona de Tina Matin, una mujer proactiva que quiso superar sus límites y casi le cuesta la vida.
La joven decidió compartir su experiencia en la sección de Salud de la revista Shape para advertir sobre los peligros hacer ejercicios prolongados de fuerte impacto muscular sin el conocimiento debido, incluso aún cuando se hagan junto a un instructor. En su testimonio, Tina recordó la frase que marcó un antes y un después en su rutina diaria: “Te vamos a internar en el hospital”.
Ese día, la joven había llegado al centro médico porque presentaba fuertes dolores en los brazos a pesar de que ya habían pasado dos días desde que había ejercitado los bíceps. Antes de ir al hospital, ella, junto a su marido, había recurrido a Google para averiguar qué podía tener. El buscador le arrojó una enfermedad: la rabdomiólisis.
“Cuando llegué al hospital no mencioné nada sobre lo que había encontrado en Google. Les dije: ‘Hice ejercicio, estoy muy inflamada, me duele’. Me hicieron una muestra de orina y un análisis de sangre, y mientras esperaba me conectaron una vía intravenosa, porque pensaron que estaba deshidratada. Al rato volvieron con el análisis de sangre y dijeron: ‘Es rabdomiólisis, y te vamos a internar en el hospital’. Ahí fue cuando pensé, vale, esto es realmente serio”, contó.
Con el pasar de las horas, Tina confirmó algunos síntomas que aparecían en internet. “La rabdomiólisis es básicamente cuando hay tanta desintegración de los tejidos musculares que se vierte una proteína dañina en la sangre que puede ser muy peligrosa. Puede manifestarse después de entrenamientos intensos, pero realmente cualquier forma de daño muscular que sea lo suficientemente severo puede causarlo”, explicó.
La mujer fue internada en la sala de cardiología porque sus niveles de potasio eran muy altos y podía tener un ataque al corazón. “Siempre fui sana; ahora estaba sentada en la sala cardiológica con una vía intravenosa que administraba un líquido continuo –que es el único tratamiento para la rabdomiólisis– en la mano, porque mis brazos estaban tan rígidos e hinchados que no podían encontrar ni una vena en ellos. Los médicos me pesaron, y pesaba cuatro kilos más que mi peso normal debido a la inflamación. Pensé que debían estar equivocados. ¡No subes cuatro kilos en un día!”
Tina dijo que los médico analizaban su sangre cada cuatro horas. “Incluso me despertaban durante la noche. Estaban probando los niveles de una enzima muscular llamada CPK. El nivel de CPK para una persona normal debe estar entre 10 y 120 UI/litro. Fui admitida con 38.000 UI/litro”.
Mientras duró su proceso de recuperación, Tina fue atendida por seis médicos en diferentes momentos y todos le dijeron que cada vez es más común la rabdomiólisis por prácticas como el CrossFit y SoulCycle.
La enfermedad puede causar daño renal, pero para su fortuna fue atendida a tiempo. “El gran problema con la rabdomiólisis es que toda la enzima muscular que se descompone en la sangre tiene que salir del cuerpo, por lo que pasa a través de los riñones. Y cuando está a un nivel tan alto, si no lo diluyes con toneladas y toneladas de agua –más de lo que puedes beber (estuve con una intravenosa continua durante cuatro días completos hasta que quedaron satisfechos con mis niveles de CPK)– puede provocar insuficiencia renal”.
“Mi orina nunca cambió de color, que es el síntoma definitivo de que algo anda mal. Por lo general, me dijo un médico, la gente solo viene cuando está en ese punto de peligro y puede ser mucho peor”, indicó.
El infierno de Tina, sin embargo, no acabó pronto. Tuvo que pasar por un tratamiento estricto: tomar mucha agua, no comer alimentos salados, no tomar cafeína, no beber alcohol, no hacer ejercicio o sudar en absoluto; solo podía caminar 10 o 15 minutos a la vez. “Dijeron que lo hiciera durante al menos tres semanas. Fue muy frustrante pasar de ser una persona tan activa a no hacer nada”.
Tina logró recuperarse, pero su ritmo ahora es distinto. “Para ser honesta, tengo miedo de forzarme a mí misma. No confío en mí misma; sé que al menos una vez me esforcé tanto que terminé en el hospital”, confesó y agregó: “Creo que no puedo culpar a nadie más que a mí misma; no me detuve, y estoy segura de que no ayudó que corriera y bebiera al día siguiente, ya que me deshidraté”.
Sin embargo, la joven adviertió sobre el poco conocimiento que hay sobre la enfermedad en el propio mundo de los gimnasios: “Hace unas semanas me encontré con un viejo instructor con quien solía entrenar. Le conté todo, casi como si fuera una historia divertida. ¿Y sabes una cosa? Ni siquiera había oído hablar del rabdomiólisis. Estamos hablando de entrenadores en un gimnasio de lujo que se enorgullece de su enfoque «científico» hacia la gimnasia. Pero obviamente el gimnasio no les está diciendo a sus entrenadores sobre el rabdomiólisis. Eso es frustrante, y da miedo, porque le puede pasar a cualquiera».