El exvicepresidente del Gobierno acude a la prisión madrileña horas antes de que se cumpla el plazo dado por la Audiencia Nacional.
«Acepto mis obligaciones con la sociedad y asumo los errores que haya cometido. Pido perdón a la sociedad y a aquellas personas que se hayan podido sentir decepcionadas». Con estas palabras ha entrado este jueves en la cárcel Rodrigo Rato. El expresidente de Caja Madrid y Bankia ha elegido la cárcel de Soto del Real (Madrid) para comenzar a cumplir la condena de cuatro años y medio impuesta por la Audiencia Nacional por el caso de las tarjetas black.
Las tarjetas “black’ u opacas son una retribución que recibieron 86 miembros de la dirección y el Consejo de Administración de Caja Madrid y después Bankia, independiente de sus retribuciones y gastos de representación. La diferencia con aquellos es que nadie declaraba los gastos a Hacienda, ni la entidad bancaria, ni sus beneficiarios.
El exvicepresidente del Gobierno, en mangas de camisa y con chaleco y tirando de una maleta y una bolsa de deporte, ha dado las «gracias a todas aquella personas» que lo han apoyado a él y a toda su familia a las puertas de la cárcel. Tras estas breves declaraciones, que suponen la primera vez que Rato admite su culpa, ha ingresado en esta prisión poco antes de la una de la tarde, horas antes de que se cumpla el plazo dado por la Audiencia Nacional, que ayer miércoles le denegó su petición de suspender la ejecución de la condena mientras se tramita su recurso ante el Tribunal Constitucional. Fuentes penitenciarias informan de que se va a quedar en el pabellón de ingresos hasta mañana, cuando ya se elegirá módulo.
En Soto del Real está ya por el mismo caso el ex secretario de Estado de Hacienda con el PP, Estanislao Rodríguez-Ponga, que no pidió suspensión de la entrada en la cárcel. Otros presos célebres que han pasado por Soto del Real son Mario Conde, en su última detención, Gerardo Diaz-Ferrán, Jordi Pujol Ferrusola y Miguel Blesa. En la actualidad se encuentran allí, Luis Bárcenas, Alberto López Viejo y Guillermo Ortega.cortesìaelpaìs