Los cuatro jinetes del apocalipsis energético hondureño se deben a la mala administración de la Empresa Nacional de Energía Eléctrica (ENEE), los subsidios no focalizados para los que realmente los necesitan, la corrupción, y los contratos leoninos con las térmicas.
Todo esto tiene al borde de la quiebra a la ENEE y electrocutado el bolsillo del pueblo hondureño.
Años tras año las gerencias en la Empresa de energía fueron ineficientes en los manejos de contratos con las compañías térmicas y para poder recuperar la institución se necesitaría un verdadero milagro.
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