Un hondureño que se dedicaba a la venta de sal murió aplastado por su propio vehículo la noche del martes en Tegucigalpa.
En en kilómetro 7 de la carretera del sur a la altura del Tizatillo, Miguel Ángel Herrera bajó de el automotor, que conducía junto a dos ayudantes cargado de sal, para realizar un ajuste a los frenos.
Mientras el trabajaba abajo de la carrocería pidió, a los colaboradores revisar el estado de las llantas,fue en ese momento que el pesado automotor sobrepasó la cuña y atropelló al motorista.
El cuerpo de Herrera quedo tendido sobre el costado de la calzada mientras los ayudantes lamentaban la tragedia.ER