La inteligencia emocional es la capacidad de identificar y administrar tus propias emociones y las emociones de los demás. Pero ¿qué pasa si no has tenido suerte y no has nacido teniendo esta habilidad? Aquí te explicamos cómo desarrollarla.
¿Por qué es tan importante la inteligencia emocional?
Según la revista de divulgación psicológica Psychology Today la inteligencia emocional es absolutamente esencial para formar, desarrollar y mantener relaciones personales cercanas.
Saber formar relaciones cercanas es esencial no sólo para tu vida personal sino también profesional.
A nadie le gusta trabajar o tener una cita con una persona incapaz de establecer una conexión verdadera.
Si piensas que tú puedes ser una de estas personas a las que le cuesta crear vínculo con los demás, no desesperes: a diferencia del coeficiente intelectual (IQ), que no cambia significativamente a lo largo de nuestra vida, la inteligencia emocional puede evolucionar y aumentar con la práctica.
1. Presta atención a tus emociones
En la vida moderna corremos de un lado para otro, ocupados con el trabajo y con nuestras relaciones personales.
Como consecuencia muchas veces no nos paramos a pensar en cómo nos sentimos.
El problema con esto es que corremos el riesgo de hacernos daño a nosotros mismos y a los demás al no afrontar nuestras emociones.
Nadie quiere llegar a casa y encontrarse con alguien que está de mal humor todo el rato y no sabe por qué.
Comprender nuestras emociones también es muy importante en el trabajo. Un buen jefe es responsable de crear un buen ambiente en la oficina, y el mal (o buen) humor es fácilmente contagioso entre los trabajadores.
Si te sientas falto de práctica, prueba el siguiente ejercicio.
Pon una alarma dos o tres veces al día. Cuando suene la alarma, respira con profundidad y dedica un par de minutos a examinar cómo te sientes. Identifica qué sientes y por qué. Ya verás cómo dentro de poco lo haces sin darte cuenta.
2. Aprende a manejar tus emociones
A veces es complicado cambiar tu estado emocional.
Algunos trucos que funcionan son dar un paseo, desfogarse con un amigo, escuchar música y respirar hondo varias veces.
Psychology Today sugiere que cuando te moleste el comportamiento de alguien no saltes a una conclusión negativa de inmediato.
Por ejemplo, si un amigo no te devuelve la llamada puede que tu primer pensamiento sea que te está ignorando.
Pero intenta ver la situación desde un ángulo distinto. Puede que simplemente tu amigo esté muy ocupado.
Al evitar personalizar el comportamiento de otras personas podemos percibir sus emociones de forma más objetiva.
Es importante recordar que no podemos controlar las acciones de otras personas, sólo cómo nos sentimos hacia ellas.
3. Expresa cómo te sientes
La capacidad de expresar emociones es esencial para mantener relaciones personales cercanas.
Todos conocemos a esa persona a la que le cuesta dar un abrazo o decir un sencillo «te aprecio».
Pero expresiones de cariño tales como «te quiero», «te aprecio», y «me gusta que pasemos tiempo juntos» son muy importantes para mantener una relación sana, al igual que preguntar a la otra persona cómo se siente o si ha tenido un buen día.
Si no eres una persona particularmente expresiva, también puedes utilizar el lenguaje corporal.
El contacto visual, un abrazo o un beso expresan cariño y cercanía.
Ofrecerte a hacer algo por una persona, hacer un pequeño regalo o simplemente estar dispuesto a escuchar también crean un vínculo más cercano.
4. Asume responsabilidad por tus actos
Puede que esto sea lo más difícil.
Tus emociones y tu comportamiento provienen de ti, por lo tanto, tú eres el responsable de manejarlas.
Si te sientes herido por algo que ha dicho una persona y le haces daño a su vez, no puedes escudarte en que él o ella «hizo que actuaras de esa manera». Tu reacción es tu responsabilidad.
Si aceptas que eres responsable de cómo te sientes y de cómo te comportas hacia los demás esto impactará de forma positiva todas las áreas de tu vida.