Don lucio Hernandez es un ejemplo digno de admirar, pese a que no tiene piernas producto a un accidente, su incapacidad no lo limita a que día a día se levante con ánimos a trabajar.
Su oficio es zapatero y a diario se levanta temprano sin importar que llueva o este fuerte el sol, sale en su silla de ruedas con un rotulo donde da a conocer sus servicios, hasta el Bulevar Juan Pablo II punto capitalino, donde espera por largas horas a que aparezca una persona que quiera reparar su calzado.
Trabajo que realiza de la mejor manera ofreciéndole a sus clientes productos de buena calidad, para que el remiendo realizado en los zapatos tenga durabilidad.
Esto gracias al esfuerzo y empeño que le pone a su faena, al ser inspirado por sus dos hijas por las que también lucha por darles el valioso tesoro de la educación.
En medio del cansancio y muchas dificultades que surgen, lucha sin cesar por cumplir sus sueños de ahorrar poco a poco algo de dinero para comprar las prótesis que le permitan caminar, y así trabajar en el oficio de la albañilería el cual realiza con mucha destreza.
Sin duda alguna don Lucio es un hombre que trabaja sin excusas y en un vivo ejemplo de superación y digno de admirar. RM