El rostro de Bill McElligott es un clásico entre los dermatólogos porque ilustra a la perfección qué es lo que pasa cuando no usas protector solar y dejas que te de el Sol durante años.
McElligott tenía 69 años cuando se tomó la foto, pero su lado izquierdo (el derecho según lo miras) parece 20 años más viejo, con muchas más arrugas, manchas y perdida de elasticidad de los tejidos.
McElligott presentó un engrosamiento gradual y asintomático de la piel en el lado izquierdo de la cara durante 25 años. El examen físico mostró hiperqueratosis con surcos acentuados, múltiples comedones abiertos y áreas de elastosis nodular. El análisis histopatológico mostró una acumulación de material elastolítico en la dermis y la formación de milia dentro de los folículos capilares vellosos.
Los hallazgos fueron consistentes con el síndrome de Favre-Racouchot de la piel fotodañada, conocida como dermatoheliosis. El paciente informó que había conducido un camión de reparto durante 28 años. Los rayos ultravioleta A (UVA) se transmiten a través del cristal de la ventana, penetrando en la epidermis y en las capas superiores de la dermis.
La exposición crónica a los rayos UVA puede provocar el engrosamiento de la epidermis y el estrato córneo, así como la destrucción de las fibras elásticas. Este efecto de fotoenvejecimiento de los rayos UVA se contrasta con la fotocarcinogénesis.
Aunque la exposición a los rayos ultravioleta B (UVB) está relacionada con una mayor tasa de fotocarcinogénesis, también se ha demostrado que los rayos UVA inducen mutaciones sustanciales de ADN y toxicidad directa, lo que lleva a la formación de cáncer de piel.
El uso de protección solar y retinoides tópicos y la monitorización periódica del cáncer de piel se recomendaron para el paciente.
El caso de McElligott se hizo famoso tras publicarse en el Diario Médico de Nueva Inglaterra (The New England Journal of Medicine). La diferencia entre las dos mitades de su rostro era tan radical que sorprendió a los propios dermatólogos.
El paciente recibió un tratamiento de protección solar, retinoides y revisiones periódicas para evitar la aparición de cáncer de piel. Esta variedad de tumor no es ninguna broma. Según datos de la Asociación Canadiense de dermatólogos, de cada 5.800 casos anuales de melanoma, 970 terminan siendo mortales.