Los hombres pueden manifestar de forma muy imperfecta algunos caracteres de Dios, como por ejemplo la bondad o la justicia. Pero hay otros que pertenecen solo a Dios:
–Dios es eterno. La raza humana fue creada en un momento dado, pero Dios siempre existió y siempre existirá. Está fuera del tiempo (Isaías 57:15; Judas 25).
–Dios es independiente de todo. Se basta a sí mismo y no depende de nada. Él declara: “Yo soy el que soy” (Éxodo 3:14).
–Dios es transcendente. El universo es inmenso, pero Dios existe fuera de su creación y está por encima de ella. “Habita en luz inaccesible” (1 Timoteo 6:16; Isaías 40:22).
–Dios es omnipresente, está en todas partes al mismo tiempo, no está limitado al espacio. El creyente sabe que el Señor siempre está a su lado, pero también sabe que no puede huir de su presencia (Jeremías 23:23-24).
–Dios es soberano, es decir, su voluntad siempre se cumple sin que tenga que rendir cuentas a nadie (Salmo 135:6).
–Dios es inmutable. No cambia, es fiel y cumple sus promesas (Isaías 41:4; Malaquías 3:6).
¡Dios sobrepasa abundantemente lo que podemos comprender! Él es Espíritu, Luz y Amor. Quiere darse a conocer a todos los hombres (Hechos 17:24-31), y se reveló a nosotros en la persona de Jesucristo (Juan 1:14).