Encontré a un Padre que me ama
«Crecí sin conocer a mi padre. A medida que los años pasaban, me fui encerrando más y más en mí mismo. Cada vez estaba más amargado y culpaba a todo el mundo… Entonces, para compensar la ausencia del padre que nunca había conocido, quise tener éxito en la vida. Ganaba mucho dinero, pero seguía triste y solo… Sin darme cuenta me había vuelto esclavo de la droga, del alcohol, de la mentira y de la violencia.
Sin embargo, en el fondo de mi corazón quería saber si Dios existía. Una de mis tías conocía el Evangelio desde hacía años. Un día fui a visitarla y allí experimenté una paz y un amor desconocidos. Fue tan fuerte que me hubiese echado a llorar, pero escuché una voz interior que me dijo: –Eso no es para ti, se van a burlar de ti; regresa a casa. No dije nada a nadie, pero estaba triste y sentí la necesidad de volver al día siguiente. Por la mañana mi primo me pidió que lo acompañara a la iglesia. Cuando llegamos, esa voz interior me dijo otra vez: Se van a burlar de ti, eso no es para ti. Se cantó un himno y entonces sentí una autoridad, una paz, un amor infinito que bajaron hasta mí, como si el Señor me tomase en brazos.
Todos mis pecados, mis cadenas y mi ira desaparecieron. Me eché a llorar de gozo… ¡por fin acababa de encontrar a mi Padre!».
Jesús dijo: “No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros” (Juan 14:18).“No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia” (Isaías 41:10).