Esta es una pregunta fundamental para cada uno de nosotros: ¿Jesús es solo un hombre o es mucho más que un hombre? Cuando estuvo en la tierra, la gente ya se hacía esta pregunta. ¿Era el Mesías prometido, aquel que había sido anunciado por los profetas?
Cierto día unos hombres religiosos tuvieron una larga discusión con él. Todo empezó porque Jesús declaró que él era la “luz del mundo”. Después de muchos rodeos le preguntaron: “¿Tú quién eres?” (Juan 8:25). Entonces Jesús les declaró que él existía incluso antes de que Abraham naciese. ¿Cómo era posible? ¡Porque él es Dios Hijo eternamente! Antes de venir a la tierra estaba con Dios (Juan 1:1-3). Él puede decir: “Yo soy”, como Dios había dicho a Moisés: “Yo soy el que soy” (Éxodo 3:14).
Jesús existía antes de venir a la tierra. Luego participó de nuestra vida cuando estaba entre los hombres. Fue crucificado, murió, pero resucitó y ahora está en el cielo. Desde allí, como hombre y Dios a la vez, llamó al que sería el apóstol Pablo, y le dijo: “Yo soy Jesús, a quien tú persigues” (Hechos 9:5).
El primer mensaje del Evangelio es la proclamación de la identidad de Jesucristo a los hombres. Jesús, Dios el Hijo, vino de Dios, murió para llevar nuestros pecados, y ahora vive eternamente.
Los evangelios fueron escritos “para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre” (Juan 20:31).