Cada vez que hay un nuevo gobierno también hay nuevas promesas, y pronto… ¡nuevas decepciones! ¡Cuántas veces se ha repetido esta situación! ¿Hay que resignarse?
Usted puede elegir a Uno, quien seguirá siendo la misma persona durante toda su vida. Es Jesucristo. Hizo promesas que cumplió, que está cumpliendo y cumplirá por amor a usted. No hay obstáculo que no pueda superar, pues tiene toda la autoridad sobre el cielo y la tierra (Mateo 28:18). Sus promesas no son la garantía de una vida sin dificultades, sino la garantía de poder vivir con la confianza en Alguien que le ama, que sabe lo que necesita y controla todo.
¿Hay que pagar un precio, aceptar condiciones molestas o rendir cuentas? No, todo es gratuito, no se espera nada a cambio, cosa que es impensable en nuestra sociedad gobernada por el dinero y las luchas de influencia. Él pagó el precio. Jesucristo, el Hijo unigénito de Dios, vino a la tierra, fue rechazado y murió para salvarnos de nuestros pecados. ¡Qué gran prueba del amor de Dios por nosotros!
Quizás usted piense que todo esto es demasiado idílico para ser cierto. ¿Cómo se puede optar por un guía invisible, que se reveló en un Libro que no tenemos el tiempo de leer y que quizá ni comprendamos? ¿Cómo creer en sus promesas?
Simplemente acepte creer en ellas, confiar en Jesucristo, quien le dice: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida” (Juan 14:6). ¡Nadie ha lamentado dar este paso de fe! ¡Y usted tampoco se arrepentirá!