Hay perros que han sido rescatados de propietarios abusivos y llevados a hogares donde han sido tratados con cariño. Y tenemos el caso de Payo, un gallo que fue rescatado de morir en una ceremonia de santería.
Justo cuando le iban a cortar el pescuezo, la familia adoptiva de Payo intervino y convencieron al santero para que sacrificara otro animal. Trajeron a Payo a casa y lo dejaron en el patio.
Y ahí es donde termina la dulce historia del gallo-mascota. Porque ahora los desvelados vecinos ya no llaman a esta ave blanca con ojos rojos por su apodo: «Payo». Ahora lo llaman «El terrorista».
«Alfred Hitchcock podría hacer una película de terror sobre él», dijo Michael Demarziani, copropietario del restaurante Rincón Argentino, donde Payo se acerca a los comensales al aire libre, muestra su pico y exige comida. «Este gallo es un canalla. Juraría que tiene colmillos. Les dije a mis clientes que uno de estos días vamos a servir pollo frito”.
Payo vive en el barrio Silver Bluff West de Miami. Pero no es un gallo reservado. Le gusta cantar… muy temprano y muy fuerte, como suelen hacer los gallos. Ataca a los perros, a los gatos e incluso a las personas que considera una amenaza para su territorio.
Payo es el bravucón en una cuadra que antes era tranquila.
«El otro día escuché a la gente gritar y las vi corriendo por la calle. Los perseguía el gallo», dijo Andrea Lozano, que vive dos casas más abajo de Payo. «Es rápido y agresivo. Acosa a los perros. Él viene directamente a la puerta de vidrio de mi vecino y picotea en el cristal para molestar a sus gatos”.
Demarziani ha visto a Payo hundirle sus garras en la parte trasera a un bulldog. Lozano teme que Payo termine atacando a sus dos hijos pequeños.
«El ruido es insoportable», dijo. «Estaba despierta a las 4:30 a.m. alimentando a mi recién nacido y el gallo ya estaba cantando. Por lo general, él comienza a las 5 a.m. También canta por la noche».
El dueño de Payo se disculpó. No se había dado cuenta de que el gallo era conocido como el bravucón del vecindario. Está tomando medidas, como mantener a Payo en la habitación donde está la lavadora por la noche y en las primeras horas de la mañana, y dejarlo salir al patio por el día.
«Estamos tratando de encontrar una granja en Homestead o Hialeah que lo adopte», dijo Harry Zamora, quien alimenta a Payo con maíz y arroz. «No queremos molestar a nadie. Yo vivía en una granja en Nicaragua, así que cuando lo escucho cantar no me molesta”.
Zamora va a la parte posterior de su dúplex donde Payo está sobre una silla. Su cresta roja tiembla cuando mueve la cabeza como un robot y mira a sus visitantes.
«Es como cualquier animal: cuidas de él, lo ves crecer, te acostumbras a él, te apegas a él», dijo Zamora. «Es muy inteligente. Él solo está protegiendo su hogar, de la misma manera que lo haría cualquier ser humano. Él es realmente un buen tipo”.
Como si fuera una señal, Payo, cuyo nombre completo es Rafael, lanza un “ki-ki-ri-kí” que te resuena como una trompeta en el oído.
Lozano y sus vecinos quieren que Payo se vaya. Dicen que Zamora y sus inquilinos han sido poco comunicativos y desconsiderados. Según la ley del condado de Miami-Dade, los gallos son animales de granja y no se permite que vivan en barrios residenciales. Payo también está violando las leyes sobre los ruidos. Lozano contactó al departamento de servicios para animales del condado a través de su aplicación móvil 311, pero los funcionarios cerraron el caso cuando no pudieron hallar el gallo.
Cuando Lozano publicó sus quejas en el sitio web Next Door, fue sometida a lo que ella llama «gallo-bochorno» por los amantes de los animales. El diálogo subsiguiente resaltó el conflicto en curso -en Miami y en todo el país, donde los propietarios se han enamorado de los pollos y sus deliciosos huevos frescos- entre las personas que crían aves en sus patios y los que no quieren que los animales de granja cacareen y gruñan por todo el barrio.
Lozano atrajo simpatizantes, uno de los cuales argumentó que el hecho de que uno quiera tener un hipopótamo en su jardín no significa que sea legal. Pero también fue objeto de la ira de aquellos que sienten que todas las criaturas vivientes tienen derecho a coexistir con los humanos que han invadido su hábitat. Alguien escribió: «Es una lástima que yo tenga que vivir en un mundo como este, donde los animales llegaron primero. ¡Otra prueba de que las personas son muy egoístas! Si no te gustan los animales, ¡vete a Marte!
Lozano y sus seguidores respondieron: «Si los quieres tanto, cómprate un zoológico. O una granja”.
Otro replicó que ser despertado por un gallo es «un privilegio, tal vez incluso una bendición», citando el terrible accidente nuclear en la antigua Unión Soviética y cómo privó a los niños de ver y escuchar aves reales. Solo podían verlas en imágenes.
¿Chernobyl? Ahí fue donde los nervios de Lozano, ya deshechos por el constante cacareo de un gallo, casi se quiebran. Invitó a cualquiera con deseos de vivir en la ciudad al estilo campestre a venir a buscar el gallo.
![payo 2.jpg payo 2.jpg](https://www.elnuevoherald.com/ultimas-noticias/p5lzkj/picture210499139/alternates/FREE_1140/payo%202.jpg)
¿Será Payo realmente un gallo demoníaco? Ataca a los perros, los gatos y hasta a las personas, y su presencia ha creado una ardiente polémica entre los vecinos.