Imagine pedir un café y que le traigan la cuenta. Hasta aquí, nada extraño. Pero puede que le hayan facturado la astronómica cifra de US$100, y que al pedir explicaciones al camarero, éste le diga con naturalidad: «Si éste es café de… caca de gato».
En Londres, una exclusiva mezcla gourmet que incluye café de heces felinas se vende en un centro comercial por la friolera de US$100 la taza.
Está hecho a base del grano Jamaican Blue Mountain y el Kopi Luwak, un tipo que no todos los clientes están dispuestos a ingerir. Pero el resultado es nada menos que el sofisticado «Café Raro», considerado el más caro del mundo.
Los granos Kopi Luwak proceden de la lejana Indonesia. Son ingeridos por el gato de Algalia, o civeta, que luego los desecha -por las vías naturales- y llegan a venderse en Londres a US$648 el kilo.
Excelentes catadores
El gato de Algalia, que habita el sureste asiático, es un excelente catador de granos.
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Los gatos de Algalia, o civeta, viven entre los arbustos de las plantaciones del sureste asiático. Instintivamente se alimentan sólo con los mejores granos de café.
Las enzimas de su sistema digestivo hacen el resto del trabajo.
La pulpa del grano se abre antes de ser desechada, y los excrementos son luego recogidos por los trabajadores de la plantación, que limpian la suciedad y se quedan con lo bueno.
David Cooper, quien creó la mezcla para un café de un centro comercial de Londres, explica que «estos singulares cafés son tostados a mano lentamente, durante aproximadamente 12 minutos, para obtener el máximo potencial de cada grano».
«El color final del tostado es bastante oscuro, para asegurar que el expresso es el ideal para un suave café con leche o un capuchino», agrega.
En abril, todas las ganancias por las ventas del Café Raro en el Peter Jones de la plaza Sloane, irán a parar a las arcas de la organización benéfica Macmillan Cancer Support.
Cortesía: bbc.com