Cuando Heynckes volvió al Bayern por cuarta vez declinó la oferta que el club le hizo de ocupar su antigua casa en Múnich. Prefirió alojarse en el Hotel Vioer Jahreszeiten, lugar habitual de concentración, porque sería un viaje de ida y vuelta. Él mismo cuenta con gracia cómo un día se abrió la puerta del ascensor. “Entró una pareja de americanos. Me vieron con una bolsa del Bayern. ‘¡Eres aficionado al Bayern!”. “Así es’, respondió Jupp. “¡Schweinsteiger es un genio…!”, añadieron los aficionados. Es evidente que no le reconocieron. Y la anécdota refleja lo que es Heynckes. El líder en la sombra que, como Del Bosque y al contrario que Mourinho, cede todo el protagonismo a sus jugadores. Cogió al equipo a cinco puntos del segundo (entonces el Dortmund) y ganó la Liga a falta de cinco jornadas. Está en la final de Copa y esta eliminatoria contra el Madrid puede devolverle en la senda del histórico triplete de 2013.
Con más de 1.000 partidos a sus espaldas Heynckes acudió a la llamada de su amigo Hoeness. Lo hizo sin rencor, pues Hoeness ya había fichado a Guardiola antes de que él ganara el triplete y tuviera que irse, y con agradecimiento, porque fue Hoeness quien le mantuvo después de aquella final de la Champions perdida en 2012 ante el Chelsea en el Allianz. De cualquier manera, su Bayern del triplete ganó 46 partidos de 54, marcó 151 goles y aplastó al Barça en semifinales como un rodillo (parcial de 7-0).
El ‘Efecto Heynckes’ es difícil de explicar para muchos. Con 72 años representa la antítesis a la moderna escuela de técnicos creada casi en laboratorio por la Federación alemana. Ahora, un tercio de los técnicos de la Bundesliga tiene menos de 40 años. ¿Cuál es el secreto de Jupp? “Fácil, ha devuelto las bandas a Robben y Ribéry, a Alaba al lateral izquierdo y a Javi Martínez al centro del campo, porque con él haciendo pareja con Schweinsteiger ganó el triplete”, relata Wolfrum, del Bild.
Hay más. La escena que se vivió en el Impuls Arena del Augsburgo, cuando festejaron el título, es la evidencia. Aún a pie de césped y ante los fotógrafos, Heynckes se fue hacia Ribéry, levantó el brazo del francés y le señaló el pecho. “Eres el número uno”, quiso decir. Luego repitió con Robben… Heynckes sabe que su triunfo pasa por estar bien con los pesos pesados, justo lo que Ancelotti no consiguió.
Desde que volvió en octubre de 2017 ha dirigido 35 partidos: 31 victorias, dos empates y dos derrotas (106 goles a favor y 27 en contra). Todo, asentado en el 4-1-4-1 que deja espacio a Müller, otro desahuciado de la era Ancelotti. A Heynckes aún le quedan ocho de aquella plantilla del triplete: Neuer, Boateng, Alaba, Rafinha, Javi Martínez, Ribéry, Robben y Müller.
Jupp es ya al Bayern lo que Molowny fue para el Madrid. Es la cuarta vez que acude al rescate. Su primera etapa comenzó en 1987 y acabó en el 91. En 2009 sustituyó a Klinsmann para acabar la temporada y regresó en 2011 para ganar dos años después el triplete. Dice que aceptó este cuarto reto porque su viejo y fiel pastor alemán, Cando, “ladró dos veces”. Cuando termine esta temporada dejará paso a Kovac y volverá a su granja de Moenchengladbach, con su mujer de siempre, el viejo Cando… y puede que con otro triplete.