La frase «gano bien, pero quisiera estar en un trabajo donde me sienta más a gusto», ¿te suena familiar? Al buscar un trabajo, muchas personas aplican la regla de «no se puede todo en la vida», pensando que es complejo lograr el equilibrio entre un puesto bien remunerado y la felicidad en lo laboral. Pareciera que la consigna es: trabajo en una oficina donde me va bien pero ‘me aburre lo que hago’, o al revés, estoy en un lugar agradable, pero la paga es mala», ejemplifica la orientadora vocacional y psicóloga por la UNAM, Leticia Pérez.
«La verdad es que es posible tener un trabajo que se ame y ganar dinero con él«, señala Laurence Shatkin en el libro 250 Best-Paying Jobs, donde habla sobre la importancia de considerar la personalidad del profesionista al explorar opciones de vacantes.
A decir de la orientadora vocacional, la personalidad no siempre ocupa el primer lugar en prioridades al buscar un puesto; lo que importa «es conseguir una oferta» en un mercado saturado. Sin embargo, reconoce que la forma de ser de un profesionista es un factor de peso cuando tiene que decidir qué actividad laboral elegirá como proyecto de vida, o si desea o no hacer trayectoria en una empresa e industria.
La conexión entre personalidad y empleo se convirtió en el foco de los estudios del psicólogo estadounidense John Holland, cuya clasificación fue adoptada por el departamento del Trabajo de Estados Unidos.
La personalidad es el conjunto de actitudes, hábitos y conducta de cada ser humano que persisten a lo largo del tiempo frente a distintas situaciones y, según Holland, un profesionista puede tener intereses asociados a los siguientes seis patrones:
– Investigador: analítico, intelectual, científico, explorador.
– Artístico: creativo, original e independiente, pero – a su vez- un tanto caótico.
– Emprendedor: se mueve en entornos competitivos, le apasiona el liderazgo y es persuasivo.
– Convencional: orientado a los detalles y la organización.
¿Cuál me corresponde?
De acuerdo con la clasificación del psicólogo estadounidense y de Shatkin, existen algunas áreas de conocimiento vinculadas a cada tipo de personalidad, por ejemplo:
Son personas que disfrutan de trabajos que incluyan actividades prácticas, que impliquen uso de herramientas y maquinaria, así como la resolución de un problema concreto. Podría decirse que las ocupaciones vinculadas a estos profesionistas no requieren mucho papeleo o trabajar estrechamente con otros.
Ejemplos: dentistas, agrónomos, pilotos de líneas aéreas, ingenieros vinculados con áreas tecnológicas (como computación, mecánica, electrónica) y veterinarios, sólo por mencionar algunos.
Literalmente, aman trabajar con ideas y logran desarrollarse en tareas que requieren ardua labor de indagar hechos y resolver problemas. Ejemplos: profesionistas del área de ciencias naturales y de la salud, como químicos, físicos, biólogos, matemáticos y afines del ámbito de finanzas, como contadores.
3. El artista.
4. Sociables
En su obra, Shatkin menciona que este tipo de personalidad disfruta trabajar comunicándose con gente y enseñando. Generalmente logran su máxima realización en ocupaciones que requiere estar en contacto con diversos públicos.
5. Destapar nuevas ideas.
Hay quienes entienden su vida laboral como el reto de iniciar y llevar adelante proyectos, liderar grupos humanos y tomar muchas decisiones, señala en su obra el especialista. Además, este tipo de colaboradores toman riesgos como punto de partida.
6. Personalidades convencionales
«Si disfrutas ajustando procedimientos, estableciendo rutinas y trabajando con datos y con detalles mucho más que con ideas, eres del tipo convencional», detalle el autor.