¿Necesita ayuda?
Cuando somos jóvenes queremos sobresalir de una manera u otra, y algunos lo hacen mediante inscripciones en su ropa. Recientemente un estudiante escribió en su camiseta: «Satanás puede ayudarle». ¿Esta inscripción traduce un gesto decepcionado, provocador, o es un clamor de auxilio?
Es cierto que Satanás se ocupa de los hombres, pero no para ayudarlos, sino para alejarlos de Dios, para llevarlos a la perdición eterna. Algunas personas han entregado su alma a Satanás para disfrutar de la prosperidad material en la tierra. Pero, ¡qué locura olvidar la eternidad!
Usted quizá necesite ayuda. Ser conscientes de nuestra vulnerabilidad no significa que nos falte valor, sino que reconocemos sencillamente nuestra incapacidad para resolver solos los problemas que surgen en la vida. Dios nos ama y quiere ayudarnos. Nos mostró su amor cuando Jesucristo, su Hijo unigénito, murió en la cruz (Romanos 5:8). En cambio, Satanás no nos ama, y quiere llevarnos con él a la perdición a la cual está destinado.
El que cree en Jesucristo es salvo y puede disfrutar de la ayuda divina. Dios nos la prometió, y las tres personas de la Trinidad participan en ello: Dios Padre: “Nuestra ayuda y nuestro escudo es él” (Salmo 33:20); Dios Hijo: “Yo estoy con vosotros todos los días” (Mateo 28:20); y también Dios Espíritu Santo: “El Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad” (Romanos 8:26).
¿Tiene dudas? Diga a Jesús, el Hijo de Dios: “Creo; ayuda mi incredulidad” (Marcos 9:24).