En la actualidad, Mohamed Salah es uno de los futbolistas más temidos del planeta y está empatado en la primera posición de la lucha por la Bota de Oro nada más y nada menos que con el argentino del Barcelona, Leo Messi. Pero para llegar a triunfar en el Liverpool, el jugador egipcio ha tenido que sufrir mucho desde que era pequeño. En un reportaje realizado por Globoesporte explican cómo fueron sus comienzos.
Firmó su primer contrato a los 14 años con el Al Mokawloon, equipo que entrenaba en El Cairo. Él, natural de Nagrig, debía viajar cuatro horas y media para ir a la capital de su país y las mismas para volver cinco veces a la semana, lo que le impedía asistir al colegio más de dos horas, dejando de lado su educación. El mismo jugador declaró que sufría mucho durante esa etapa.
Sin embargo, Salah aún no era el futbolista que todos conocemos, pues al igual que le ocurrió a Gareth Bale, empezó jugando de lateral izquierdo, hasta que un día tuvo cinco ocasiones claras frente al portero y su entrenador decidió colocarle en el ataque. Aquel curso lo terminó con 35 goles y con 16 años ya era profesional. Con 17 ya se había ganado la titularidad en el club que por aquel entonces militaba en la segunda división, pero la tragedia del estadio de Puerto Said, en la que murieron 74 personas debido a una invasión de campo violenta de los hinchas del Al-Masry contra los del Al-Ahly, significaría un duro golpe para su carrera.
Los sucesos de aquel febrero de 2012 hicieron que se suspendiera el campeonato egipcio durante dos años, frenando la trayectoria del futbolista, pero un amistoso entre el Basilea y la selección de Egipto Sub-23 darían otro gran giro a su vida. El presidente del club suizo, Bernhard Heausler, organizó el partidillo solamente para verle a él y logró un contrato en un club europeo a pesar del parón.
En Suiza no tardó en destacar hasta que el Chelsea decidió hacerse con él, pero José Mourinho no confió en él y acabó sirviendo de moneda de cambio para poder traer a Juan Cuadrado a Stamford Bridge, marchándose él a la Fiorentina.
Allí volvió a tener minutos y a marcar goles hasta dar el salto al Roma, donde triunfó a pesar de seguir cedido por el Chelsea. El conjunto italiano se quedó con él por 15 millones de euros y cuando ya no tenía esperanzas de volver a la Premier League hasta que apareció Jürgen Klopp con 42 millones para llevárselo al Liverpool, club en el que hoy es una estrella.